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Mostrando las entradas de octubre, 2005

Cuentos Karinenses

La conquista del Mundo de Canicas y otros cuentos Karinenses A Karina Esa tarde te vi llegar, cuando yo jugaba con mis canicas a sueños prestados. Te vi pasar con la petulancia característica de una niña consentida de dieciséis años. Es claro que lo eras. Pero te vi irreal, mágica. Eras un rayo que bajaba del cosmos e iluminaba cada resquicio oscuro de tu ser. Aunque por un momento, esa misma luz, parecía ser emitida por las estrellas que coronan cada pupila guardada bajo esas espesas, inquebrantables e inexploradas pestañas. Te vi recorrer esa calle, esa tarde, como no pisando el suelo, como queriendo no acercarte a la mortalidad. Dejando entrever esa imagen angelical de lo imposible. Pero ¿Qué te devolvía con nosotros, a este mundo manchado de mortalidad fútil? ¿Qué era lo que no dejaba que desplegaras en todo el esplendor tus alas? ¿Qué te hacía posible para mí? Talvez esa sonrisa que nunca me regalaste. O esa vez que te besé sin tocarte. Quizá la mirada que te robé sin que te diera

Hoy

A Usted... Que tiene una comida tres tiempos en un día. Que tiene una familia que vele por usted. Que tiene una familia por quien sentirse tranquilo. Que tiene un hogar seguro. Que ve las tragedias por su televisor. Que hoy tiene luz y agua en su casa. Que no ha perdido un ser querido recientemente. Que no se preocupa por el qué será mañana. Que tiene trabajo seguro para el día siguiente. Que tiene un cheque a fin de mes. Que se da el lujo de agua caliente. Que tiene todos o algunos lujos del mundo occidental. Que cree que nada le puede faltar en el futuro. Que siente que nada malo sucede de ese lado de su mundo. Siéntase tranquilo, es cierto, nada malo puede pasarle. Simplemente reflexione por aquellos que viven o que sobreviven con lo poco que tienen. Gente de que en este momento pasan momentos difíciles, que perdieron familiares, que no pueden extrañar los lujos occidentales simplemente porque no los conocen. A usted le pido que reflexione por Guatemala y por tanta gente que muere d

solamente palabras

No tiene nada que ver con las tablas. A Karina En estos momentos la incertidumbre del qué pasará mañana, está latente. Claro, todos tenemos la oportunidad de borrar de alguna manera nuestros errores, de pensar lo que queramos, pero qué sucede cuando nuestros sueños se depositan en la imposibilidad de los actos. Por ello nos damos cuenta que nunca tuvimos la rienda de tu vida en la mano, que todo depende de un giro inesperado de tu destino. Un giro que nunca será. Entonces la vida se complica, se desbaratan los sueños. Esa huerta de esperanzas es arrasada por la corriente que no nos devolverá nada. Entonces la vi pasar, como quien divisa un barco en la lejanía de su perdición. Ese oleaje indiferente que llega a la playa. Ella estremece cada una de mis riveras sin siquiera ella saberlo, ignorando cada una de mis peticiones de auxilio. Es tonto llamar a la marea –amor –pero a veces es necesario, todo, para no volcarnos en la locura de arrojar botellas al mar sabiendo que no volverán. Porq