A Usted...
Que tiene una comida tres tiempos en un día.
Que tiene una familia que vele por usted.
Que tiene una familia por quien sentirse tranquilo.
Que tiene un hogar seguro.
Que ve las tragedias por su televisor.
Que hoy tiene luz y agua en su casa.
Que no ha perdido un ser querido recientemente.
Que no se preocupa por el qué será mañana.
Que tiene trabajo seguro para el día siguiente.
Que tiene un cheque a fin de mes.
Que se da el lujo de agua caliente.
Que tiene todos o algunos lujos del mundo occidental.
Que cree que nada le puede faltar en el futuro.
Que siente que nada malo sucede de ese lado de su mundo.
Siéntase tranquilo, es cierto, nada malo puede pasarle.
Simplemente reflexione por aquellos que viven o que sobreviven con lo poco que tienen.
Gente de que en este momento pasan momentos difíciles, que perdieron familiares, que no pueden extrañar los lujos occidentales simplemente porque no los conocen.
A usted le pido que reflexione por Guatemala y por tanta gente que muere diariamente en este país.
No sólo por los incidentes o infortunios naturales sino por el diario vivir en este tercermundismo de hambre. Piense en toda esta gente, en todos nosotros, a usted no le cuesta nada. Y verá que su televisor le ha mentido siempre, que toda la gente que usted ve tendida en las guerras no son seres artificiales, ni relleno de una estadística. Son personas que tiene una historia detrás. Una historia que nunca terminarán de contar. Que ese mundo detrás del cristal del que usted se prende todos los días, no es un planeta aparte, ni que la gente que aparece allí es una especie distinta a usted. Que lo que sucede no es siquiera del otro lado de la canica a la que usted llama planeta.
Que no se levantarán, como cualquier actor, cuando usted apague la TV. Porque ellos seguirán allí, y su historia no concluirá dignamente jamás.
Puede que todo pase en su patio posterior y usted lo vea en su pantalla plana rascándose la barriga esperando inútilmente que acabe la función y que den los créditos de los actores.
M. Angel Elías
Que tiene una comida tres tiempos en un día.
Que tiene una familia que vele por usted.
Que tiene una familia por quien sentirse tranquilo.
Que tiene un hogar seguro.
Que ve las tragedias por su televisor.
Que hoy tiene luz y agua en su casa.
Que no ha perdido un ser querido recientemente.
Que no se preocupa por el qué será mañana.
Que tiene trabajo seguro para el día siguiente.
Que tiene un cheque a fin de mes.
Que se da el lujo de agua caliente.
Que tiene todos o algunos lujos del mundo occidental.
Que cree que nada le puede faltar en el futuro.
Que siente que nada malo sucede de ese lado de su mundo.
Siéntase tranquilo, es cierto, nada malo puede pasarle.
Simplemente reflexione por aquellos que viven o que sobreviven con lo poco que tienen.
Gente de que en este momento pasan momentos difíciles, que perdieron familiares, que no pueden extrañar los lujos occidentales simplemente porque no los conocen.
A usted le pido que reflexione por Guatemala y por tanta gente que muere diariamente en este país.
No sólo por los incidentes o infortunios naturales sino por el diario vivir en este tercermundismo de hambre. Piense en toda esta gente, en todos nosotros, a usted no le cuesta nada. Y verá que su televisor le ha mentido siempre, que toda la gente que usted ve tendida en las guerras no son seres artificiales, ni relleno de una estadística. Son personas que tiene una historia detrás. Una historia que nunca terminarán de contar. Que ese mundo detrás del cristal del que usted se prende todos los días, no es un planeta aparte, ni que la gente que aparece allí es una especie distinta a usted. Que lo que sucede no es siquiera del otro lado de la canica a la que usted llama planeta.
Que no se levantarán, como cualquier actor, cuando usted apague la TV. Porque ellos seguirán allí, y su historia no concluirá dignamente jamás.
Puede que todo pase en su patio posterior y usted lo vea en su pantalla plana rascándose la barriga esperando inútilmente que acabe la función y que den los créditos de los actores.
M. Angel Elías
Comentarios
A ver que hacemos.
Ya, sin broma, el artículo está magnífico, si yo pudiera, lo imprimo y se lo restriego en la cara a todos los diputados.
Chau.