Curioseando por la lectura.
El primer acercamiento con la lectura debe ser más curiosidad que obligación. Realmente uno se debe acercar a los libros movidos por el juego de letras que en él se dibujan. Todo para descubrir los diferentes mundos que se trasladan a través de esa maravilla a la que llamamos lectura.
A mucha gente ha inquietado el bajo índice de lectura dentro de los alfabetos en Guatemala. Aunque puede preocupar que la gente no lea y alegar que existe falta de interés del gobierno por no promover el hábito sano de la lectura, debemos preguntarnos ¿Debemos leer porque se nos obliga o porque descubrimos ese arte?
Pero realmente en ninguna parte de las leyes universales (si es que existen) dictan que quien no lea debe pasar la eternidad en el inframundo. El placer de la lectura es un proceso gradual, es un derecho adquirido, no una obligación por cumplir.
Ahora, seamos claros, el hecho de saber que vivimos en una sociedad que no lee (que no es novedad) aún no resuelve el problema. A mucha gente, por supuesto que les tomó por sorpresa, pero ¿en realidad harán algo por cambiar esa situación? Ellos ¿se consideran dentro del porcentaje que no leen? Entonces ¿qué harán?
Este hábito no se cultiva por el grito exacerbado de una encuesta, ese grito que refleja de alguna manera nuestra pobre situación y que ahora además agrega otra preocupación nuestra sociedad.
Aunque en realidad hay mucha gente vive, o por lo menos da esa sensación, despreocupados por no leer algún libro. ¿Eso en realidad es tan malo como parece? Muchas personas viven, y digo la mayoría, sin haber tocado nunca un libro desde que salieron de estudiar. Entonces ¿Eso los hace infelices? ¿Los hace infelices no haber leído un poema de Pessoa o la narrativa de Dostoievski?
Talvez leer la novela de Cervantes no soluciones nuestros problemas, pero ¿Quién dijo el Quijote y su amigo Sancho no son el reflejo de nuestras debilidades y fortalezas más comunes?
Deseo aclarar que no pretendo justificar el poco hábito de la lectura. Deseo hacer patente que el leer no debe tomarse una obligación. Sino como una decisión personal. La formación constante del lector como herramienta fundamental, pero igual no podemos sacarnos un lector de la manga. Como tampoco no podemos sacar un deportista en un país que se cae de hambre; para los dos problemas se deben formar las condiciones necesarias.
Mucha gente se acerca a la lectura por medio de una curiosidad que se mueve en sus interiores, entonces sabemos que la curiosidad es el motorcito que puede mover al mundo de la lectura.
La curiosidad nace del interés que existe por algo. Se fortalece la lectura si algo nos atrae, como conquistar a la mujer que nos fascina. Uno se acerca, la observa, entra en contacto, ya sea visual o físico, para después compartir aficiones y balancear posibilidades. El amor por la lectura puede surgir en cualquier parte, y hacernos felices con su compañía, solo es cuestión de elegir bien el libro, como se elige a una gran pareja. Solo que a veces es un poco más barato.
Angel Elías
El primer acercamiento con la lectura debe ser más curiosidad que obligación. Realmente uno se debe acercar a los libros movidos por el juego de letras que en él se dibujan. Todo para descubrir los diferentes mundos que se trasladan a través de esa maravilla a la que llamamos lectura.
A mucha gente ha inquietado el bajo índice de lectura dentro de los alfabetos en Guatemala. Aunque puede preocupar que la gente no lea y alegar que existe falta de interés del gobierno por no promover el hábito sano de la lectura, debemos preguntarnos ¿Debemos leer porque se nos obliga o porque descubrimos ese arte?
Pero realmente en ninguna parte de las leyes universales (si es que existen) dictan que quien no lea debe pasar la eternidad en el inframundo. El placer de la lectura es un proceso gradual, es un derecho adquirido, no una obligación por cumplir.
Ahora, seamos claros, el hecho de saber que vivimos en una sociedad que no lee (que no es novedad) aún no resuelve el problema. A mucha gente, por supuesto que les tomó por sorpresa, pero ¿en realidad harán algo por cambiar esa situación? Ellos ¿se consideran dentro del porcentaje que no leen? Entonces ¿qué harán?
Este hábito no se cultiva por el grito exacerbado de una encuesta, ese grito que refleja de alguna manera nuestra pobre situación y que ahora además agrega otra preocupación nuestra sociedad.
Aunque en realidad hay mucha gente vive, o por lo menos da esa sensación, despreocupados por no leer algún libro. ¿Eso en realidad es tan malo como parece? Muchas personas viven, y digo la mayoría, sin haber tocado nunca un libro desde que salieron de estudiar. Entonces ¿Eso los hace infelices? ¿Los hace infelices no haber leído un poema de Pessoa o la narrativa de Dostoievski?
Talvez leer la novela de Cervantes no soluciones nuestros problemas, pero ¿Quién dijo el Quijote y su amigo Sancho no son el reflejo de nuestras debilidades y fortalezas más comunes?
Deseo aclarar que no pretendo justificar el poco hábito de la lectura. Deseo hacer patente que el leer no debe tomarse una obligación. Sino como una decisión personal. La formación constante del lector como herramienta fundamental, pero igual no podemos sacarnos un lector de la manga. Como tampoco no podemos sacar un deportista en un país que se cae de hambre; para los dos problemas se deben formar las condiciones necesarias.
Mucha gente se acerca a la lectura por medio de una curiosidad que se mueve en sus interiores, entonces sabemos que la curiosidad es el motorcito que puede mover al mundo de la lectura.
La curiosidad nace del interés que existe por algo. Se fortalece la lectura si algo nos atrae, como conquistar a la mujer que nos fascina. Uno se acerca, la observa, entra en contacto, ya sea visual o físico, para después compartir aficiones y balancear posibilidades. El amor por la lectura puede surgir en cualquier parte, y hacernos felices con su compañía, solo es cuestión de elegir bien el libro, como se elige a una gran pareja. Solo que a veces es un poco más barato.
Angel Elías
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