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Seis Meses


Entre los millones de sitios Web que hay en el mundo cibernético, este sitio tiene uno y pronto cumplirá sus primeros seis meses. Realmente algo que no es motivo de alegría sino más bien de sentimiento. ¿Qué sitio Web, que casi ninguno lee, se mantiene por tanto tiempo en la red? ¿Cuál es el objetivo de quemarse los sesos y las pocas ideas por un propósito que muy pocos conocen?
Esta crisis de la existencia del blog nace porque no hay motivo aparente para mantener mis idílicas ideas flotando en el ciberespacio. Existen un sin número de gentes, que al igual que yo, tienen un sitio parecido o mejor. Entonces la competencia es atroz. Pero la necesidad de tirar por el caño lo que alguna vez nos degustó es una necesidad muy humana. Es como dejar que nuestros fluidos extras se vayan por el drenaje, sin sentimiento alguno.
Seis meses son más que suficientes para pensar dejar de escribir en el blog, porque cansa, y ello provoca que mucha gente deje este oficio de escribir, antes. Sin embargo, no puedo. Que aunque la tentativa idea de tirar la pluma me ha seducido, no puedo hacerlo. Por un tonto compromiso de querer deshacerme de lo pasado por algún medio. Un medio que este lugar me ha proporcionado.
Talvez poca gente visita este lugar, pero estoy seguro que lo hace, y de una manera constante. Para saber mis miedos, mis rabias o mis alegrías.
En esta vitrina en lado oscuro de la calle están mis huesos, exhibiéndose a cualquier postor. Porque esta calle, en el frente de las luminarias, no es nada. Porque mis ideas no son digeribles, ni aceptadas como estéticas, porque no complazco a nadie, ni a la gramática misma. Por eso continúo en esta labor de mantener el blog, una labor que requiere un esfuerzo más allá de media hora semanal. Talvez para fastidiar o fastidiarme.
Ahora bien, el hecho de que las visitas a este lugar sean pocas, no significa que no sean loables, son un esfuerzo sobrehumano, por visitar este rincón del Internet.
Talvez es bajar a los suburbios de esa gran ciudad, donde existe otra, más humilde y mucho muy pequeña llamada Antología del Desengaño.
A todos esos heroicos exploradores que vienen a mi mundo les envío una loa. Por asumir ese enorme riesgo y por consumir su valioso tiempo en este barril sin pólvora.
Internet seguirá allí y yo en su anonimato, un anonimato merecido. Dejémosle las luminarias y la grandeza a la bella Nicole Kidman, ¿no creen?
Esto de escribir es grandioso, pero solo el acto, porque del escritor solo quedan obras y cientos de hojas impresas, y de allí nada. Porque con la muerte viene el desarraigo de la vida, del recuerdo y de la imagen. Después cenizas.
Este lugar de convergencia continuará a pesar de sus detractores, de su poca afluencia, de su inexistencia, continuará porque cada fin de semana hay un lector o lectora que se interesa por él. Eso le da un inocente hálito de vida. Uno de esos soplos que revolotean antes de perderse.
Este espacio desaparecerá, sí. Como todo en este mundo efímero, lo hará cuando su muerte sea inevitable, cuando se le vea avecinarse y tomar el lugar que se merecía en este sitio. Entonces todos sabremos el desenlace; ¿para tiempos mejores? Talvez.
Por ahora la vida de este sitio se resume a no desencantar a quien la visita, y este es el momento de decirle a los fieles y no tan fieles lectores: gracias.

Angel Elías

Comentarios

Anónimo dijo…
buen provecho, maistro!!!!
ya usté sabe ke aki lo lemos siempre!!!!
chau chau chau!!!

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