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Mostrando las entradas de febrero, 2006

4 de febrero

Ya han pasado 30 años del terremoto del ‘76 en Guatemala. Y aunque no lo viví, sí comparto ese sentimiento por el pasado que ese terremoto destruyó. Comparto la pena de miles de guatemaltecos que perdieron familiares en esa tragedia. Poco puedo imaginar la sensación de acostarse y ver cada detalle de la vida por última vez. Ver el lugar donde crecí como un espejismo tan frágil, sin saberlo. Dar las buenas noches a seres que de su sueño profundo pasaron a la incertidumbre y después al no despertar más. Esas heridas que ahora pareciera han cerrado, pero permanezcan intactas en las mentes de quienes sobrevivieron. Nosotros, los que no vivimos esa tragedia, somos la generación que viene de la que sobrevivió, los que nacimos con la fortuna de nuestro lado. Esa Guatemala que fue arrebatada en segundos por un designio natural. ¿En realidad hemos tomado pulso de lo que realmente pasó? No lo creo, vemos esa tragedia como un espacio más en los libros de historia. No le damos el verdadero signifi

Te gusta Bailar?

Una mujer te pregunta si te gusta bailar, cuando le interesas de verdad. Por una extraña razón el baile conjuga varios elementos sociales que hacen que una pareja funcione o no. En estos tiempos de batallas sonoras y rítmicas, el no saber bailar es deleznable. Por ello muchas mujeres eligen a sus parejas durante un baile que se sincronice con sus preferencias. Es de recordar que el baile desde tiempo atrás tuvo un sentido ritualístico. Algo que en esta tribu a la que llamamos sociedad no ha cambiado. ¿Qué puede ser mas ritualístico que sacar a bailar a una mujer? Se debe tener cierto tipo de valentía en la autoestima para arriesgarse con una desconocida. Algo muy difícil en una sociedad muy guatemalteca. Porque no traemos en la etiqueta de ingredientes ese sabor para bailar. Algo muy la contrario de la mayoría de países latinoamericanos. Estos países donde la característica principal es el buen gusto por el baile y la pachanga. Recordemos que Latinoamérica tiene la fama de ser bullicio