Hoy, nuestro anfitrión: J.C. Lemus
Con ese lenguaje desencarnado y coloquial que caracterizan a los escritos de Juan Carlos Lemus, él nos presenta este libro: Un rayo desordenado de mariposas y otros poemas (2004). Esta es una recopilación de su poesía más importante, que viene desde hace 15 años al año dos mil.
En la obra se puede encontrar a un Juan Carlos triste, respondón, gritón, melancólico e inconforme. Pero talvez la característica que más agrada es la identificación con sus textos: /Amada mía, no hay verso en el mundo que explique nuestra amargura/. Siento que el escritor se encuentra sumido en una impotencia sublime. Donde el único escape es patalear una y otra vez contra la puerta de la injuria. Se ve y se escucha a un escritor exigente /de maná del cielo/, como única salvación posible en el desierto de sus intentos.
Entre tantas, la mayor de sus preocupaciones, es formarse una burbuja de jabón, desde donde él puede ver con impotencia como su vida se desarma. Allí existe una separación entre el poeta que ve y escribe y el otro que realiza la malobra y no se da cuenta.
Hay ciertos momentos durante el texto en el cual sentimos que el libro explotará y volarán sus letras por todos lados. Salpicándonos y dejándonos llenos de rencores y sinsabores.
O bien, puede parecernos grosero e impropio para las mentes cándidas e ingenuas. No así, esas mismas mentes pueden dejan de leerlo.
El pensamiento de Juan Carlos Lemus, nos sumerge en la imposibilidad de nuestros miedos. En toda esa ironía de nuestra existencia y en este caso en sus textos vemos reflejados tantos sentimientos que por pudor o por pereza, no expresamos.
Juan Carlos no deja de sorprender; y nos invita con algunos versos a patear el mundo. Dejarnos de tanto cordialismo ridículo y decir o hacer las cosas como Dios manda.
Es claro que nadie lo hará, ni siquiera el mismo autor. Pero con el simple hecho de pensar realizarlo provoca una exquisita catarsis. Como pisar las flores del vecino sin que se percate. Entonces nos deleitamos dedicando cada uno de los poemas a nuestros recuerdos.
Juan Carlos, nos despierta de una manera diferente la ternura, nos enseña que el mundo, entre cada patada, nos da un beso: una mujer te llena la casa/ deja olvidado un arete.../ ...una mujer lo hace así/ para momentos como este/ cuando los amantes se separan/ y es de noche.
Pero la desesperación y el desasosiego por la incertidumbre también tienen su sitial en este libro: /si en la cama/ recuesto mi cabeza sobre ti/ no es que me duela la sien/ donde los poemas son más que una sugerente propuesta /sino porque insistente/ me pide un balazo./ es una firme respuesta al grito profundo de la vacilación.
También Juan Carlos toca fuerte cuando se compara y a la vez nos compara en cada espejo que él forma en estas páginas. Uno se ve ridículo, acabado, humillado e insistente. Se siente como el autor desea que se vislumbre.
A todo esto El rayo desordenado de mariposas es otro brazo del pulpo literario llamado Lemus. Saboteador de submarinos emocionales.
A mi parecer su mejor poemario, por la carga emocional y todo eso que los sicólogos se ufanan de saber es: Yo Fauno.
Sin embargo, en el Rayo Desordenado de Mariposas, Lemus nos invita a hacer un viaje con sus poemas por 20 mil lenguas de viaje intrauterino.
O talvez salir a la caza de cada mariposa que se escapó de nuestro imaginario, y devolverla a ese rayo que llamamos poesía, ahora, como siempre, hecho caos.
Angel Elías
Con ese lenguaje desencarnado y coloquial que caracterizan a los escritos de Juan Carlos Lemus, él nos presenta este libro: Un rayo desordenado de mariposas y otros poemas (2004). Esta es una recopilación de su poesía más importante, que viene desde hace 15 años al año dos mil.
En la obra se puede encontrar a un Juan Carlos triste, respondón, gritón, melancólico e inconforme. Pero talvez la característica que más agrada es la identificación con sus textos: /Amada mía, no hay verso en el mundo que explique nuestra amargura/. Siento que el escritor se encuentra sumido en una impotencia sublime. Donde el único escape es patalear una y otra vez contra la puerta de la injuria. Se ve y se escucha a un escritor exigente /de maná del cielo/, como única salvación posible en el desierto de sus intentos.
Entre tantas, la mayor de sus preocupaciones, es formarse una burbuja de jabón, desde donde él puede ver con impotencia como su vida se desarma. Allí existe una separación entre el poeta que ve y escribe y el otro que realiza la malobra y no se da cuenta.
Hay ciertos momentos durante el texto en el cual sentimos que el libro explotará y volarán sus letras por todos lados. Salpicándonos y dejándonos llenos de rencores y sinsabores.
O bien, puede parecernos grosero e impropio para las mentes cándidas e ingenuas. No así, esas mismas mentes pueden dejan de leerlo.
El pensamiento de Juan Carlos Lemus, nos sumerge en la imposibilidad de nuestros miedos. En toda esa ironía de nuestra existencia y en este caso en sus textos vemos reflejados tantos sentimientos que por pudor o por pereza, no expresamos.
Juan Carlos no deja de sorprender; y nos invita con algunos versos a patear el mundo. Dejarnos de tanto cordialismo ridículo y decir o hacer las cosas como Dios manda.
Es claro que nadie lo hará, ni siquiera el mismo autor. Pero con el simple hecho de pensar realizarlo provoca una exquisita catarsis. Como pisar las flores del vecino sin que se percate. Entonces nos deleitamos dedicando cada uno de los poemas a nuestros recuerdos.
Juan Carlos, nos despierta de una manera diferente la ternura, nos enseña que el mundo, entre cada patada, nos da un beso: una mujer te llena la casa/ deja olvidado un arete.../ ...una mujer lo hace así/ para momentos como este/ cuando los amantes se separan/ y es de noche.
Pero la desesperación y el desasosiego por la incertidumbre también tienen su sitial en este libro: /si en la cama/ recuesto mi cabeza sobre ti/ no es que me duela la sien/ donde los poemas son más que una sugerente propuesta /sino porque insistente/ me pide un balazo./ es una firme respuesta al grito profundo de la vacilación.
También Juan Carlos toca fuerte cuando se compara y a la vez nos compara en cada espejo que él forma en estas páginas. Uno se ve ridículo, acabado, humillado e insistente. Se siente como el autor desea que se vislumbre.
A todo esto El rayo desordenado de mariposas es otro brazo del pulpo literario llamado Lemus. Saboteador de submarinos emocionales.
A mi parecer su mejor poemario, por la carga emocional y todo eso que los sicólogos se ufanan de saber es: Yo Fauno.
Sin embargo, en el Rayo Desordenado de Mariposas, Lemus nos invita a hacer un viaje con sus poemas por 20 mil lenguas de viaje intrauterino.
O talvez salir a la caza de cada mariposa que se escapó de nuestro imaginario, y devolverla a ese rayo que llamamos poesía, ahora, como siempre, hecho caos.
Angel Elías
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