Después de tanto tiempo no he logrado comprender por qué deben haber desfiles el 15 de septiembre. Nunca he estado de acuerdo con tan tonta, cursi, arcaica y estúpida tradición militar de desfilarle a la patria.
Realmente no hay sentido lógico para esa pérdida de tiempo. Pareciera que en Guatemala cada vez nos acostumbramos a hacer las cosas al revez. Ahora resulta que quien no desfila o no se siente chafarote no es cívico. Y resulta además, que lo militar es representativo de Guatemala, cuando fue la peor maldición que tuvimos.
De qué estaremos hechos para seguir pensando que hacerle honores civiles a la patria debemos asumirnos militares y desfilar con sus bandas y sus uniformes.
Esta es una tradición sin sentido, para una nueva sociedad de paz. Claro, que con la educación tan deficiente que recibimos, existen poquísimas posibilidades para que se erradique esa tontera del desfile.
El desfile es una pérdida completa de tiempo. Cómo es posible que se tomen tiempo adicional y hasta de clases, que ni siquiera se atreverían a tomar para estudiar, para practicar tan vacío ejercicio. Recuerdo las veces que nos ponía en el recreo a marchar en la cancha del colegio, para que aprendiéramos a llevar el paso. Como que esa cuestión fuera ciencia.
Porque es inhumano poner a padres de familia, que apenas tiene para comer y educar a sus hijos, en las labores de comprar indumentaria militar de astronómicos precios. Y que al final de cuentas solo utilice una vez. Pero es más injusto, dejar que los niños piensen que en realidad el acto de independencia se dio porque nuestros padres lucharon un día, es algo que a todas luces es falso.
Bien decía Mario Monteforte Toledo, -durante la independencia no hubo ni una sola gota de sangre, la sangre vino a chorros después.- Recordemos que el acto de independencia sólo se dio entre las clases criollas, y que el pueblo mayoritario, (indígena, por supuesto) no supo ni qué pasó. Entonces toda esa falsedad de desfile militar para celebrar la independencia, realmente da asco.
Esa farsa que montan para justificar intervenciones de militares también es denigrante. Como aquella justificación para la invasión estadounidense en Guatemala, (1956) porque hicieron creer que Guatemala se volvería un estado comunista.
Pero bueno, de este bello país de contradicciones podemos esperar cualquier cosa. Talvez en el futuro celebraremos el día del narco, o del marero, para ajustar nuestra débil y manipulable capacidad ideológica.
En Septiembre veremos por cualquier lado, manifestaciones guatemaltecas, como los símbolos patrios. Éstos que poco a poco pierde protagonismo. Con el tiempo corremos el riesgo de perder nuestra identidad, nuestra capacidad de sentirnos orgullosos de una Guatemala nuestra, palpable.
Después el ave nacional será el pollo campero, o la cerveza gallo. O el venado, como símbolo patrio de libertad. Talvez paiz, como patrimonio nacional de más relevancia que el Gran Jaguar de Tikal. Me atrevo a decir que en la actualidad es más visitado. Y ese Tikal será tikal futura. Cuado lleguemos ello ya no tendremos remedio.
Angel Elías.
Realmente no hay sentido lógico para esa pérdida de tiempo. Pareciera que en Guatemala cada vez nos acostumbramos a hacer las cosas al revez. Ahora resulta que quien no desfila o no se siente chafarote no es cívico. Y resulta además, que lo militar es representativo de Guatemala, cuando fue la peor maldición que tuvimos.
De qué estaremos hechos para seguir pensando que hacerle honores civiles a la patria debemos asumirnos militares y desfilar con sus bandas y sus uniformes.
Esta es una tradición sin sentido, para una nueva sociedad de paz. Claro, que con la educación tan deficiente que recibimos, existen poquísimas posibilidades para que se erradique esa tontera del desfile.
El desfile es una pérdida completa de tiempo. Cómo es posible que se tomen tiempo adicional y hasta de clases, que ni siquiera se atreverían a tomar para estudiar, para practicar tan vacío ejercicio. Recuerdo las veces que nos ponía en el recreo a marchar en la cancha del colegio, para que aprendiéramos a llevar el paso. Como que esa cuestión fuera ciencia.
Porque es inhumano poner a padres de familia, que apenas tiene para comer y educar a sus hijos, en las labores de comprar indumentaria militar de astronómicos precios. Y que al final de cuentas solo utilice una vez. Pero es más injusto, dejar que los niños piensen que en realidad el acto de independencia se dio porque nuestros padres lucharon un día, es algo que a todas luces es falso.
Bien decía Mario Monteforte Toledo, -durante la independencia no hubo ni una sola gota de sangre, la sangre vino a chorros después.- Recordemos que el acto de independencia sólo se dio entre las clases criollas, y que el pueblo mayoritario, (indígena, por supuesto) no supo ni qué pasó. Entonces toda esa falsedad de desfile militar para celebrar la independencia, realmente da asco.
Esa farsa que montan para justificar intervenciones de militares también es denigrante. Como aquella justificación para la invasión estadounidense en Guatemala, (1956) porque hicieron creer que Guatemala se volvería un estado comunista.
Pero bueno, de este bello país de contradicciones podemos esperar cualquier cosa. Talvez en el futuro celebraremos el día del narco, o del marero, para ajustar nuestra débil y manipulable capacidad ideológica.
En Septiembre veremos por cualquier lado, manifestaciones guatemaltecas, como los símbolos patrios. Éstos que poco a poco pierde protagonismo. Con el tiempo corremos el riesgo de perder nuestra identidad, nuestra capacidad de sentirnos orgullosos de una Guatemala nuestra, palpable.
Después el ave nacional será el pollo campero, o la cerveza gallo. O el venado, como símbolo patrio de libertad. Talvez paiz, como patrimonio nacional de más relevancia que el Gran Jaguar de Tikal. Me atrevo a decir que en la actualidad es más visitado. Y ese Tikal será tikal futura. Cuado lleguemos ello ya no tendremos remedio.
Angel Elías.
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