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Mostrando las entradas de octubre, 2006

De cómo mantener una relación con tres y no morir en el intento.

En este momento mantengo una relación absorbente. El problema es que esa relación tiene tres brazos tan independientes, que deja de ser una relación para convertirse en tres. Entonces rayo en convertirla en infidelidad. Sucede que mis tres amores (nótese que ya las describo de forma separada), me han mantenido muy entretenido estas últimas semanas. Y por alguna extraña razón no han notado mi ausencia y mi cansancio para prestarles atención de forma individual. Pero la relación oficial, ya tiene ciertas sospechas y se ha dedicado a entretenerme más de la cuenta. Ha entramando un sinfín de trucos par mantenerme a su lado el mayor tiempo posible. Cosa que ha logrado de una forma envidiable. Logra mantenerme al margen de todos y de las otras, para que esté solo para ella. La semana recién pasada nos vimos hasta en domingo. Actividad que realizo muy contadas y especiales veces. Probablemente unas seis veces en cinco años de relación. Pero que de un día para otro me tomó con la sorpresa de v

Hay días en los que quisiera escribir poesía

Angel Elías Hay días en los que ella, no está. Que la lluvia cae sin cesar. Y la veo venir bajo una pasarela con un montón de desconocidos que al igual que yo, reniegan su suerte. En estos días que camino en por los jardines del Teatro Nacional o subo a su terraza y me veo nuevamente ausente. Porque allá abajo, como hormigas la gente pasa sin rostros, sólo con penas y prisas. Y me veo igual, con las mismas ropas, con los mismos amargos tragos, y los mismo zapatos. Porque no hay nadie a quien cumplir una sola noche de liquidez. Entonces las causas se unen para provocar reacciones. Se unen en un sólido llamado de necesidad. Esos días necesito escribir poesía. Como una explosión de mariposas en un aleteo de pájaro. Para que broten cada una a una sin necesidad de llamarlas. Ese sentimiento como el inicio de la poesía. Una terrible necesidad de llenar o vaciar, según sea el caso, toda el alma en una página. Que se desagüen cada retazo mal cortado de la vida. Entonces en esos paseos, es esos

En esos Cumpleaños

Esas tardes de chocolate caliente, de pastelito con velas, y manteles largos Sé que aparecerá. Que vendrá con los ojos puestos en un regalo inmenso y sincero. Que me deseará junto a un beso un feliz cumpleaños. Entonces, sólo entonces no recriminaré sus 364 ausencias anteriores. Porque ella tendrá la excusa de siempre, -mucho trabajo, exceso de estudio, falta de tiempo –y le creeré, le diré que no importa, aunque sé, no es así. Esas tardes que desde hace ya veintidós años se vienen repitiendo. Que se vienen colocando en el carrete del tiempo. Pero que desde hace seis ya no es el mismo. Porque ahora, ya no espero con ansias un carrito envuelto en papel de colores, solo espero que no olviden que desde hace años vengo chingando la vida. Pero, ella no viene. No aparece, como años anteriores. Y recuerdo que es así desde hace mucho. Que siempre excusó su ausencia, con mi indiferencia y ahora la disculpa con nuestra lejanía contextual. Entonces el chocolate no sabe igual, y los regalos no son

A la que se llevó mis poemas.

Por Angel Elías Bukowski, nace de padres alemanes, pero él fue de nacionalidad estadounidense. Un poeta, uno de los últimos, de la generación Beat. Su singular forma de escribir, es franca, directa y sencilla. Por momentos da la sensación de facilidad para imitar. Pero, la característica de su literatura es engañosa. Imitar al Bukowski, y pensar que se puede replicar, es muy difícil. Bukowski se desarrolla en los suburbios de Los Ángeles, donde desdobla toda su poesía y narrativa. Sus libros, algunos traducidos al español, nos hacen un recorrido por lo agrio y amargo de la vida. Nos lleva con su alter ego Hank Chinaski, por lugares lóbregos, lúgubres, oscuros y bajos. Esto para enseñarnos que en las alcantarillas también existe poesía. Pero a la vez, es increíblemente tierno, una ternura que nos despierta una compasión por nosotros mismos cuando nos vemos reflejados en sus textos. En uno de sus libros más conocidos es El cartero, narra sus peripecias cuando ejerció la carrera postal.