Como multirealidad, se le denomina a la realidad llena de accesorios y que a la vez es tan diversa como concebida. La realidad que ha mutado por deseo de su espectador. Esto en el subjetivismo está visto con normalidad. Aquello de que la belleza está en el ojo del espectador. Entonces la belleza no es en sí la concreción de esta realidad, sino la apreciación que se tiene de ella.
Esto teniendo en cuenta que la misma belleza es algo muy humano. Es una percepción del ser humano ante un estímulo que le hace sentir algún tipo de placer. Algo que después le denomina belleza y que asocia con alguna figura pasada que le producía la sensación que experimenta. Un placer visual en este caso.
Entonces la belleza también pasa a ser un accesorio. (Entiéndase que por la complejidad del ser humano, necesita de estas ficciones para funcionar. Y que con ello tampoco digo que los accesorios son necesariamente malos, siempre y cuanto se sepa que son accesorios. Y que no se tomen como la realidad concreta)
La realidad concreta no necesita de estos accesorios, es desnuda, en el sentido amplio de la palabra. Por ello no gustan de buscarla. Por inmoral. (Cuando uno se inmiscuye en esa amplitud de concepciones de la realidad se da cuenta que los grados y conceptos de moralidad son igual de múltiples) Entonces en esa realidad, la concreción de ella, no cabe, hasta que haya un eje lógico que la haga funcionar. (Obviamente algo que esté dentro de su lógica comprensible) ¿Pero cómo llegar a esa lógica concreta, cuando su mundo tiene una propia lógica? No se pueden quebrantar las reglas naturales. Lo que es simplemente antinatural, no es posible. Algo que en la subjetividad sí es posible, aunque en apariencia. Porque ese mundo propio, se rige en generalidades de la realidad concreta y que luego sirven para basar las propias. En su mundo los árboles no pueden ser fucsia, por ejemplo.
Entonces quebrantar las reglas que no existen más allá del mundo subjetivo, es fácil, ya que no se rompen con las de la realidad concreta. Sino, simplemente se reencausan. Lo difícil, talvez es encontrar la llave que abre la puerta para cuestionar nuestro subjetivismo.
-¿Así como Matrix? –me dijo un amigo –Bueno, más o menos así –respondí.
¿Existe un Dios, más allá de la realidad propia? Nosotros circundamos la realidad a lo que nos conviene y nos convence. Entonces pasa a ser nuestra realidad. Existe Dios, como un ente que complace nuestras necesidades. Es que acaso no es sospechoso que este occidental Dios sea demasiado antropocentrista. O que el oriental sea el único y que los demás sean unos traidores.
Los dioses están hechos a la medida de quienes creen en ellos. No por ello son malos o incorrectos. Simplemente son la consecuencia de la necesidad. La necesidad de creer en algo. Cada quien hace su propia deidad. Y se presenta con distintos trajes y máscaras. Para algunos ese ente puede ser misericordioso o déspota. Puede ser vengativo o justiciero. Para otros tantos el único. Todo acoplado a la realidad recreada para que exista. No puede existir una deidad misericordiosa en tiempos de guerra santa. O un dios pequeño, para una nación grande. O un dios inexperto para una civilización avanzada.
En esa realidad se recrea la perfección, lo que como seres humanos deseamos alcanzar, pero que no lo hacemos, y lo concretizamos en una deidad. ¿Dios hizo al hombre o el hombre hizo a dios? Pregunta alarmante que no me toca contestar. Porque ambas respuestas pueden ser viables viables.
Cada quien vive en una realidad adornada con sus accesorios, y que la hace habitable. Ciertamente eso no la hace mala, sino simplemente no compartida.
La muti-realidad, ayuda a comprender que la existencia de dios como un ente real. Mientras exista en la mente del que crea en él. Para unos viejo, para otros joven, pero que al final confluyen en un personaje tan etéreo que se le puede poner cualquier rostro.
No es malo creer en un dios, ni es políticamente incorrecto no creer en él. Como diría Voltaire: No comparto tu opinión, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarla.
Pero en esto sólo teorías.
(Continúa)
Angel Elías
Esto teniendo en cuenta que la misma belleza es algo muy humano. Es una percepción del ser humano ante un estímulo que le hace sentir algún tipo de placer. Algo que después le denomina belleza y que asocia con alguna figura pasada que le producía la sensación que experimenta. Un placer visual en este caso.
Entonces la belleza también pasa a ser un accesorio. (Entiéndase que por la complejidad del ser humano, necesita de estas ficciones para funcionar. Y que con ello tampoco digo que los accesorios son necesariamente malos, siempre y cuanto se sepa que son accesorios. Y que no se tomen como la realidad concreta)
La realidad concreta no necesita de estos accesorios, es desnuda, en el sentido amplio de la palabra. Por ello no gustan de buscarla. Por inmoral. (Cuando uno se inmiscuye en esa amplitud de concepciones de la realidad se da cuenta que los grados y conceptos de moralidad son igual de múltiples) Entonces en esa realidad, la concreción de ella, no cabe, hasta que haya un eje lógico que la haga funcionar. (Obviamente algo que esté dentro de su lógica comprensible) ¿Pero cómo llegar a esa lógica concreta, cuando su mundo tiene una propia lógica? No se pueden quebrantar las reglas naturales. Lo que es simplemente antinatural, no es posible. Algo que en la subjetividad sí es posible, aunque en apariencia. Porque ese mundo propio, se rige en generalidades de la realidad concreta y que luego sirven para basar las propias. En su mundo los árboles no pueden ser fucsia, por ejemplo.
Entonces quebrantar las reglas que no existen más allá del mundo subjetivo, es fácil, ya que no se rompen con las de la realidad concreta. Sino, simplemente se reencausan. Lo difícil, talvez es encontrar la llave que abre la puerta para cuestionar nuestro subjetivismo.
-¿Así como Matrix? –me dijo un amigo –Bueno, más o menos así –respondí.
¿Existe un Dios, más allá de la realidad propia? Nosotros circundamos la realidad a lo que nos conviene y nos convence. Entonces pasa a ser nuestra realidad. Existe Dios, como un ente que complace nuestras necesidades. Es que acaso no es sospechoso que este occidental Dios sea demasiado antropocentrista. O que el oriental sea el único y que los demás sean unos traidores.
Los dioses están hechos a la medida de quienes creen en ellos. No por ello son malos o incorrectos. Simplemente son la consecuencia de la necesidad. La necesidad de creer en algo. Cada quien hace su propia deidad. Y se presenta con distintos trajes y máscaras. Para algunos ese ente puede ser misericordioso o déspota. Puede ser vengativo o justiciero. Para otros tantos el único. Todo acoplado a la realidad recreada para que exista. No puede existir una deidad misericordiosa en tiempos de guerra santa. O un dios pequeño, para una nación grande. O un dios inexperto para una civilización avanzada.
En esa realidad se recrea la perfección, lo que como seres humanos deseamos alcanzar, pero que no lo hacemos, y lo concretizamos en una deidad. ¿Dios hizo al hombre o el hombre hizo a dios? Pregunta alarmante que no me toca contestar. Porque ambas respuestas pueden ser viables viables.
Cada quien vive en una realidad adornada con sus accesorios, y que la hace habitable. Ciertamente eso no la hace mala, sino simplemente no compartida.
La muti-realidad, ayuda a comprender que la existencia de dios como un ente real. Mientras exista en la mente del que crea en él. Para unos viejo, para otros joven, pero que al final confluyen en un personaje tan etéreo que se le puede poner cualquier rostro.
No es malo creer en un dios, ni es políticamente incorrecto no creer en él. Como diría Voltaire: No comparto tu opinión, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarla.
Pero en esto sólo teorías.
(Continúa)
Angel Elías
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