Hay tardes que se recuerdan y se mantienen. Talvez tu mano tocando la mía. O la vida reflejándose en tus ojos. En donde un sinfín de multicolores que se entremezclan confabulándose para nuestra felicidad.
Y me obsequiaste tu sonrisa. Cuando platicábamos. Talvez desconectados de lo que sucedía en el mundo. La dejaste escapar sin que supieras que la estaba esperando. Que cada momento estaba al asecho de tus sonrisas. Porque me gustan y me provocan. Pero también sé que no lo has notado, y por ello me las sigues regalando.
Son tardes como esta, cuando, el tiempo se detiene. Y toma forma de fotografía vieja. Cuando refrescamos el momento de estar juntos. Aunque sepa que tú no lo pienses así, soy feliz en este idílico momento.
Y luego, después de comer, de reír y de jugar a ser felices, cada uno toma un camino distinto. Alejado uno del otro. Pero sé que no te importa, tanto como a mí.
Que no regresas a casa pensando en mí. Como yo viéndote en cada esquina. Pero a pesar de todo soy feliz, aunque no tenga nada. Porque sé que las cosas no pueden ser mejor. Que las ilusiones eso son. Y que tú no tienes nada malo qué pensar. Y en el regreso a casa no pienso en nada. Porque no quiero explicar el momento y razonarlo. Aunque con el tiempo lo hago. Y la felicidad se resume entonces a un puñado de recuerdos. Que se enredan en tu pañuelo que cuando llegas a casa sacudes.
Es simple, la esperanza de amanecer en tus labios no es tan loca como parece. Simplemente cuestión de suerte y una poca de paciencia.
Ángel Elías
Comentarios
A veces no nos damos cuenta de lo fácil que es hacer féliz a la persona que tenemos enfrente, a veces es tan sencillo como regalar una sonrisa, y tal y como tú señalas, en ese momento,uno siente que el cielo es más azul, y hay lugar a la esperanza.
Animo amigo, la esperanza es lo último que se pierde!!
saludos
Y la esperanza no se pierde con entrar al infierno, se entra al infierno por haber perdido la esperanza
SNIFF....