Todas las mañanas cuando me levanto y voy hacia el trabajo, quedo sorprendido por la cantidad naturaleza que me rodea. Por trabajar en provincia, tengo el beneficio de salir por las mañanas y ver salir el sol detrás de las montañas.
Entonces el camino que toma el bus en el que viajo se vuelve un viaje constante. La media hora que me toma llegar a mi destino, lo utilizo para jugar con la imaginación. Unas mañanas recreo la vida de mi viajero acompañante de turno. Otras veces me entretengo en la nada o en el cielo. Medito, imagino un par de poemas que nunca llego a escribir y luego dormito.
Con el tiempo he llegado a comprender sobre la riqueza de literatura en mis viajes. Por un lado la vida de sus viajeros, otras las conclusiones sobre el llanto de la mujer que viaja al frente.
De alguna manera durante estos últimos cinco años de rutina, que ya me hubiera cansado me evoca repetirla. En este inacabable papel al que llamamos vida, todavía tenemos mucho que escribir.
*****
Todas las mañanas cuando me levanto y voy hacia el trabajo, quedo sorprendido por la cantidad naturaleza que me rodea. Por trabajar en provincia, tengo el beneficio de salir por las mañanas y ver salir el sol detrás de las montañas.
Paso por tres ríos y un par de volcanes en el paisaje que dejo a espaldas. Sería interesante recrear esa imagen. Un busito rojo, recorriendo una vereda verde y zigzagueada. De fondo un el volcán de Agua y de Acatenango. Aquel busito saltando al compás de las piedras las gritas en el camino. Pero este busito corre libre, sin embotellamientos sobre una gran alfombra verde, perdiéndose en las curvilíneas figuras de la tierra.
Dentro de él, un día más. Un viaje más. En ese recorrido por la vida. La vida es ese recorrido que no comprendemos, solo corremos de un lado a otro sin voltear a ver el intermedio.
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Todas las mañanas cuando me levanto y voy hacia el trabajo, quedo sorprendido por la cantidad naturaleza que me rodea. Por trabajar en provincia, tengo el beneficio de salir por las mañanas y ver salir el sol detrás de las montañas.
De detenerme por un momento y reconocer tu rostro dibujado en los vidrios de mis pensamientos. Te veo en todos lados, en el viaje, en el descanso, en la parada. Y te imagino sonriendo, cantado, saltando y soñando por la vida.
Ahora, cuando todo se inicia en la vida, cuando amanecemos con las noticias de diario, tú almuerzas. Ese giratorio universo al que llamamos realidad. Entonces y sólo cuando te recuerdo, mi día comienza bien.
*****
Todas las mañanas cuando me levanto y voy hacia el trabajo, quedo sorprendido por la cantidad naturaleza que me rodea. Por trabajar en provincia, tengo el beneficio de salir por las mañanas y ver salir el sol detrás de las montañas.
Una naturaleza que me devuelve el oxígeno me hace escribir algunos versos en la mente, un cuento, un pensamiento, que no concluyen. Escucharla. El murmullo de la naturaleza, tan llena de todo. Y sin la falta de nada.
Al siguiente día, cuando llueve, cuando hace sol, cuando está nublado, es suficiente para hacer feliz a cualquiera.
Ángel Elías
Entonces el camino que toma el bus en el que viajo se vuelve un viaje constante. La media hora que me toma llegar a mi destino, lo utilizo para jugar con la imaginación. Unas mañanas recreo la vida de mi viajero acompañante de turno. Otras veces me entretengo en la nada o en el cielo. Medito, imagino un par de poemas que nunca llego a escribir y luego dormito.
Con el tiempo he llegado a comprender sobre la riqueza de literatura en mis viajes. Por un lado la vida de sus viajeros, otras las conclusiones sobre el llanto de la mujer que viaja al frente.
De alguna manera durante estos últimos cinco años de rutina, que ya me hubiera cansado me evoca repetirla. En este inacabable papel al que llamamos vida, todavía tenemos mucho que escribir.
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Todas las mañanas cuando me levanto y voy hacia el trabajo, quedo sorprendido por la cantidad naturaleza que me rodea. Por trabajar en provincia, tengo el beneficio de salir por las mañanas y ver salir el sol detrás de las montañas.
Paso por tres ríos y un par de volcanes en el paisaje que dejo a espaldas. Sería interesante recrear esa imagen. Un busito rojo, recorriendo una vereda verde y zigzagueada. De fondo un el volcán de Agua y de Acatenango. Aquel busito saltando al compás de las piedras las gritas en el camino. Pero este busito corre libre, sin embotellamientos sobre una gran alfombra verde, perdiéndose en las curvilíneas figuras de la tierra.
Dentro de él, un día más. Un viaje más. En ese recorrido por la vida. La vida es ese recorrido que no comprendemos, solo corremos de un lado a otro sin voltear a ver el intermedio.
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Todas las mañanas cuando me levanto y voy hacia el trabajo, quedo sorprendido por la cantidad naturaleza que me rodea. Por trabajar en provincia, tengo el beneficio de salir por las mañanas y ver salir el sol detrás de las montañas.
De detenerme por un momento y reconocer tu rostro dibujado en los vidrios de mis pensamientos. Te veo en todos lados, en el viaje, en el descanso, en la parada. Y te imagino sonriendo, cantado, saltando y soñando por la vida.
Ahora, cuando todo se inicia en la vida, cuando amanecemos con las noticias de diario, tú almuerzas. Ese giratorio universo al que llamamos realidad. Entonces y sólo cuando te recuerdo, mi día comienza bien.
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Todas las mañanas cuando me levanto y voy hacia el trabajo, quedo sorprendido por la cantidad naturaleza que me rodea. Por trabajar en provincia, tengo el beneficio de salir por las mañanas y ver salir el sol detrás de las montañas.
Una naturaleza que me devuelve el oxígeno me hace escribir algunos versos en la mente, un cuento, un pensamiento, que no concluyen. Escucharla. El murmullo de la naturaleza, tan llena de todo. Y sin la falta de nada.
Al siguiente día, cuando llueve, cuando hace sol, cuando está nublado, es suficiente para hacer feliz a cualquiera.
Ángel Elías
Comentarios
Saludos
saludos..
Omar: Gracias por la visita vere cual es el post publicado que no sabia nada, me encargo de enviartelo.
Allek: saludos y espero que no sea la ultima