Ir al contenido principal

Crónica de los Amores Efímeros III


Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral de turno. Me receto tiempo, abstinencia y soledad…


… (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo, “que calor hace”, “dame agua”, “¿sabes manejar?”, “se hizo de noche”… Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho “ya es tarde” y tú sabías que te decía “te quiero”)…

Jaime Sabines

Ella ha partido. Envuelta en un celofán de animosidad y esperanza. Eso es maravilloso, simplemente ideal. Ha abandonado el estrado cuando la función cierra. Las luces simplemente se desvanecen dejado la expectativa de la próxima función.

Pero ¿qué ha dejado de este lado de la fantasía? Poesía, inspiración y muchas ganas de vivir. Y es que me dejó en el alma una vena que creía perdida. Como una especie de regalo creativo. Un éter creador. Donde la poesía inunda las calles y todo lo que ella toca se convierte en una obra de arte. Y es que de cierta manera el amor hace que las cosas pasen de ser simples, a constructos imaginativos con alto valor creativo y artístico.

Y sonrío, sonrío con ella, por ella y para ella. Porque en este mundo, de volteretas y máscaras, encontrar la felicidad resumida a un momento y a una persona es una tarea casi imposible. La Crónica de los amores efímeros es un homenaje a ella. A su valor, a sus ganas y esperanza en el futuro. Es un humilde homenaje a sus sueños.

Algo que de alguna manera empezó como un juego incomprensible del destino, poco a apoco se fue transformando en un referente para la vida. Un referente donde ella tiene mucho que ver.

Y, esas cosas suceden así. Hay personas que te cambian la vida. Te marcan la pauta a seguir. Y por ello creo en ella, creo en sus aspiraciones, en su tenacidad, en sus extrañas fórmulas para conseguir lo que quiere. Y creo, al igual que ella, que este mundo, debe ser más que un vano intento materializado de la felicidad. Que este mundo debería llenarse de sonrisas. Creo que en este mundo no debería existir dinero. Que todo debería resumirse a sonrisas, comida por poemas, panes por sonrisas, agua por abrazos, felicidad por un beso.

Ella de alguna manera me enseñó que la esperanza es lo último que se pierde, me enseñó a improvisar, a redescubrirme, a contar con el arte como forma de vida. Y yo a la vez aprendí a sobrepasar mis límites, como me lo dijo alguna vez. Y me sentí bien, porque ella, en sí, es una cajita de sorpresas que me encanta destapar. Simplemente para admirar su calidez, su ternura, y por supuesto su “locura”.

¿Cuántos “locos” se necesitarían para ser felices? Ojalá todos tuviéramos su tipo de locura. Un desvarío, que solo los genios y los creativos poseen. (Qué mejor prueba de su influencia, como para que un racionalista-kantiano escriba con este grado de subjetividad y sujeto a un estado de emotividad variable)

¡Ah…! Ahora muchas calles y edificios tienen su imagen. Una imagen perenne e intangible. Las calles tiene la sensación de volverla a ver y las esquinas son esperanzas inclusas de reencuentro. Ahora mi cuerpo carece de esa sensación de tenerla por momentos cerca. ¿Entonces qué queda de ella? Simplemente la poesía, su poesía.


Una Semana más para reunir todo el amor del tiempo.
Para dártelo.
Para que hagas con él lo que tú quieras:
Guárdalo,
Acarícialo,
Tíralo a la basura.

J. Sabines.

Esa noche, antes de partir, di el botellazo al barco en el que partiste. Lo bautice Sueños. Ahora desde este lado del corazón-escenario te recuerdo con un sincero… te quiero. Y tú dices…
Ángel Elías

Comentarios

Entradas más populares de este blog

APOCALYPTO.

Mi buen amigo Guillermo, escribió un artículo interesantísimo. Le Concedo el espacio ya que es un excelente material. ¡¡¡Que lo Disfruten!!! Mel Gibson’s montó una película cuya argumentación es una pura y simple extrapolación de algunos pocos hechos históricos de una sociedad que el cineasta llama Maya, pero que en realidad no corresponde, ni por las escenarios arquitectónicos, ni por el vestuario, ni la utilería, ni por las manifestaciones de la vida cotidiana de los pueblos mayas descritos por los cronistas españoles, sobre todo curas, a finales del siglo XVI. Y por otro lado, dada la tendencia de Gibson’s a magnificar lo sangriento, las bajas pasiones, con el fin de impactar a un público cinófilo ávido de violencia escénica, sediento de actos necrófilos, convierte el film en una desagradable y, a veces repulsiva, ficción del salvajismo de los humanos. La historia negra de l

Crónica de amores efímeros.

Un mes de montaña rusa. No apto para cardíacos. Mucho menos para mí, añejo corazón. Desde noviembre las cosas cambiaron. Un mes que se perfilaba como normal toma un giro inesperado con una invitación, insospechada. Que al final terminó siendo el zarpazo final. Aunque en eso de los enamoramientos las cosas son así, un zarpazo en el momento menos esperado. Y luego nada, así de simple es la vida, un tumulto de arbitrariedades en contra de un longevo corazón y después el silencio. Y no es que quisiera una fiesta, sino que simplemente no me esperaba un silencio así. Espectral y sonámbulo, como programado. Ahora ella parte, sin más ni más. Y no voy a hacer nada por evitarlo. Nunca haría algo así. Porque somos vidas completamente distintas, separadas. Y desde el principio de los tiempos fue así. Que por alguna extraña razón hayamos coincidido en un espacio idéntico, no significa que nos perteneciéramos. Aunque todavía me sonrío en nuestro primer encuentro, donde su tibieza me conmocionó. Tení

Peor que el Desfile…

el ensayo. Nos encontramos a las puertas de la sonada o en este caso asonante, celebración de independencia en Guatemala. Lo peor que se tiene antes de esta celebración del 15 de septiembre es el ensayo de sus desfiles. Realmente nunca estuve de acuerdo con ese tipo de celebraciones, comenzando por la absurda idea de hacer caminar a estudiantes de todas las edades, bajo el abrazante sol de septiembre, solo para que los adultos los vean. ¿Se ha visto acaso entretenimiento más absurdo? Por otro lado el sonido de los redoblantes y bombos es simplemente fastidioso. Y su ensayo en los colegios e institutos es peor. Cerca de la casa, los chicos se han tomado la molestia de ensayar tarde con tarde. Alterando los nervios y la tranquilidad del bosquecillo cercano. A la casa estos días ya no llegan aves al patio. Actitud que yo también tomaría si pudiera alejarme de tanta contaminación auditiva. Desafortunadamente el guatemalteco no puede dejar de relacionar las fiestas patrias con los militares