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Noj II

Ak’abal

Foto: Prensa Libre

En un momento de la plática sobre el Premio Nacional de Literatura surgió el asunto de Ak’abal: haber rechazado el Premio Nacional de Literatura Miguel A. Asturias. Y claro, comenzaron a surgir las opiniones contra Ak’abal, su persona, y ninguna referida al problema que suscito el rechazo: la cuestión racista. Por supuesto, los opinadores todos eran ladinos y aunque las opiniones estaban cargadas de racismo, esto era sutilmente escamoteado.

Uno decía que Ak’abal lo rechazó porque al hacerlo no iba a ganar los Q 50,000 del premio, sino más, porque cobraría mejor por sus presentaciones y derechos de autor; otro decía que había traicionado su raza porque se había juntado con una suiza y además era un racista porque rechazaba a su propia raza; otro argumentaba que era un cabrón porque él sabía de antemano que le iban a dar el premio y que Ak’abal dijo, que como estaba fuera del país al llegar se comunicaría con el comité, que por lo tanto era una cabronada porque desde ese momento debería haber dicho que no lo quería. Pero no, no dijo nada, solo para darse el tupe de rechazarlo cuando públicamente lo anunciaran. Solo uno de los tertulianos dijo que era un indio cerote, mal poeta, resentido, que no merecía ni siquiera haberlo mencionado para el premio, menos dáselo.

Pero vean, dice uno de los tertulianos, el premio es alrededor de un seis mil dólares, lo cual no es una cantidad significativa porque en cualquier universidad europea o gringa le pagan la mitad de eso por un seminario sobre literatura o sobre su poesía, o sea, en dos o tres cátedras gana lo mismo que el pichicato premio nacional otorga. O sea, no es el pisto lo que explica el rechazo.

En cuanto a lo de la suiza, prosigue el tertuliano, resulta que por ser indígena, o indio como dicen, para no pecar de racista o de servil, ante los ladinos, Ak’abal forzosamente tenía que juntarse con una indígena, porque solo así expiaría el derecho de amar, según ustedes. Pero ese juicio no es igual cuando un ladino o ladina se casa o amanceba con un extranjer@, entonces, tal acto se aprueba y celebra por lo astuto, listo y visionario que es quién logra el apareamiento, porque no solo mejora el apellido, sino puede que también las finanzas; así que tratar de deslegitimar a Ak’abal por esa vía, les dijo el tertuliano, es una posición racista la de ustedes porque para un ladino es legítimo juntarse con un extranjer@, mejor si nórdic@, pero para un indígena no. ¿Por eso nunca se cuestionó que Asturias se casara con una argentina y no con una chapina, cuando se divorció de la chapina? ¿Por qué? Porque según ese planteamiento, Asturias estaba en su derecho, cuestión que se le niega a Ak’abal por ser indio. Esa idea es simplemente racista, porque niega la parte humana, la capacidad de enamorarse y amar a otro ser humano independientemente de su origen cultural, étnico o de nacionalidad.

Y otra cuestión, siguió el tertuliano pese a las vociferadas interrupciones de los otros. ¿Cuándo han cuestionado ustedes que Sartre rechazara el premio Nóbel porque estimó: “que este premio tiene un tinte político” cuando con Ak’abal, guardando las distancias entre un Nóbel y un Nacional, el procedimiento y el resultado son parecidos? Nunca, porque según su criterio Sartre estaba en la corrección política y Ak’abal no. Pero resulta, que siendo imparcial, Ak’abal también está en la corrección política, porque no hay que perder de vista que Ak’abal es el intelectual más destacado y conocido nacional e internacionalmente de los mayas y de Iximulew; él encarnó, en ese momento, la centenaria reivindicación de valorizar en su justa medida la cultura de los oprimidos, discriminados, desvalorizados, integrantes de la Nación Maya.

Ak’abal, habiendo escrito poemas hermosos contra ese racismo del chapín, del ladino, de alguna manera de Asturias, no podía menos que rechazar el premio que lleva el nombre de ese icono literario de algunos ladinos, el cual había sostenido que el indio era inferior; porque Asturias sostuvo, en su Tesis de grado, una posición claramente racista que no desdijo.

De ese modo, les dijo el tertuliano, Ak’abal le señaló al mundo que el racismo seguía ahí, como en Asturias y como antes de Asturias

Y para terminar, dijo mordazmente: lo paradójico es que Sartre siguió siendo premio Nóbel a pesar de haberlo rechazado; y Ak’abal, para disgusto de los que se disgustaron y disgustan, sigue siendo Premio Nacional de literatura M. A. Asturias, pese ha haberlo despreciado.

Solo uno de los tertulianos le dijo al tertuliano: tenéis razón.

Guillermo Paz Cárcamo

Comentarios

Anónimo dijo…
Cuando se va a terminar eso de Yo soy indigena y yo ladino, aqui solo guatemaltecos y el pasado es pasado, dejemos de vivir de el, tan solo aprendamos de el.
Anónimo dijo…
Primero agradezco el comentario. Luego apuntar que la respuesta a tu pregunta, solo puede ser, que no terminará este asunto mientras no desparezca el racismo existente en el país en detrimento del indígena. Esta realidad no la podemos borrar, ni obviar refugiándonos en la generalidad de que somos guatemaltecos. De paso, decirte que muchos de los que habitan esta tierra no se consideran guatemaltecos, otros más no se consideran chapines porque sienten que eso es una identidad de los capitalinos. Deberíamos preguntarnos ¿porqué surge intermitentemente este asunto de Ak'abal, por lo menos en medios que tiene relación con la cultura? Dicen que el único animal que no aprende del pasado es el hombre; es el que se tropieza más de dos veces con la misma piedra; y por supuesto no experimenta en cabeza ajena.

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