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Textos.Zip VI


En algún lugar leí, que se debe insultar y aborrecer en voz alta a alguien que uno reprueba. Decir que es un ladrón o una puta. Claro está que esto no soluciona el problema. Porque de todos modos el daño ya fue hecho. Esto únicamente ayuda para que la carga del odio sea menos pesada. Es un deleitarse exhibiendo en un aparador las miserias del otro sin que se entere.
El odio como sentimiento nace de la inferioridad que se tiene ante alguien a quien no se le puede hacer el mismo daño. Todos hemos sentido odio hacia algo o alguien. En esta cadena de supervivencia siempre hay alguien sobre nuestras cabezas. Por ello insultar a alguien diciéndole puta o ladrón no exculpa completamente al otro. Pero el propósito de hacernos sentir ligeramente mejor lo compensa.


Sólo así se empieza a odiar menos.


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La duda en la depuración de textos ayuda a plantarse de vez en cuando en la tierra. A revisarlos con ojos de carnicero. Ese personaje que se acerca al cadáver con el cuchillo en mano preguntándose qué parte aún sirve y para qué.


Luego, se ensucia con toda la sangre sin temor alguno. Da zarpazos certeros sabiendo que su víctima no puede quejarse. La sangre vuela por todos lados y deja sus huellas en paredes.
La corrección poética es un caso similar. Los textos deben escindirse y pulirse.


La poesía (diría Luis Eduardo Rivera) se toma con las manos.


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Dejamos que las personas que queremos tomen una forma casi celestial. No les permitimos errores, ni imperfecciones. De allí parte nuestro error como humanos. No dejamos que la mortalidad nos rodee. No aceptamos que esa persona sea persona, sea imperfecta. No aceptamos que, si no se baña huela mal, o que por las mañanas tenga mal aliento. Porque queremos dioses fuera de las iglesias, que compartan la tierra y su deidad, que nos digan amigos y que de paso se casen con nosotros.


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En noches como esta, cuando sé que no estás. Que alguien más vigila tus sueños, yo, escribo. Una maniobra desesperada por no perderte de mi mente. Esa artimaña iracunda, sin sentido e inútil, por sentirte por momentos, inocuos, mía.



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Tú has de ser la que me encierre entre sus senos, para que mi vulnerabilidad ya no sea obstáculo entre el te quiero y tu corazón.


Ángel Elías

Comentarios

Anónimo dijo…
Muy bien descrito el objetivo del odio, y el vituperio. Creo que en el caso del escritor utiliza o utilizamos esta arma, como parte del desahogo mental hacia las cosas que no podemos contra ellas. Muy acertado, no diré "mea culpa", cuando en realidad se ha hecho con cierto propósito (estamos libres de hacerlo pero hay que aceptar consecuencias), la palabra puta como ladrón, maldito tal o cual, a la larga encierran a un ser humano que muchas veces grita desde su centro ante eso: la imposibilidad del ser igual que nosotros, es algo vicioso y en ese punto de acuerdo con el ciclo de la violencia, pero es algo serio y de largo análisis.
Me parece que muchos escritores, cuando caemos en la vehemencia del ser escuchados o llamar atención, utlizamos este tipo de insultos, son la frialdad y la carencia del lenguaje o de la idea un poco más inteligente, menos a priori, muchas veces la duda de la interpretación de la comunicación del mensaje nos mueve a ello: al insulto.
En Guatemala es muy común que utilicemos este tipo de denostaciones debido a que nuestro humor y violencia para la expresión del dolor encierra estas frases (no las profiero), pero son comunes en los chistes, "velorianos" diría yo, y forman parte del imaginario chapin (imaginémonos un chiste chapín sin la palabra P-U-T-A o M-I-E-R-D-A).
Lamentablemente estimado tenemos que hacer uso comunmente de puta habiendo para decirlo otras fraes como: ramera, hetaira, cortesana, etc., pero ¿cómo indicas algo si no lo haces con la frase común o la que nosotros el lumpen entendemos facilmente?. Reeducar es difícil, pero "todo es movimiento o cambio incesante" dirá Heráclito, por lo tanto, tampoco está lejos "que se cambien", ciertas cosas.
Redundando: creo que muchas veces nos mueve la vehemencia, y no el raciocinio. Y algunas veces si se hacen pensando en ello. Pero es un tema bastante interesante de analizar y se necesita responsabilidad para enfrentar el futuro de los propios textos atorados de inquina.

Una frase de Kant:
"Actúa de modo que tus máximas sean tales que puedas aceptar todas sus consecuencias"

Muy bonita entrega estimado, espero no haberme apartado del punto, pero me encanta comentarte.
Angel Elías dijo…
ews cierto las formas y las palabras siempre son parte imaginaria del ser humano

y se componen para denotar todo y nada.

Garcia de la Concha decia que un mierda a tiempo puede salvar al mundo. yo creo lo mismo.

con respecto a los escritores malditos, esos que esccupen palabrotas porque sus simples palabras no son nisiquiera litetarias, ellos no me merecen comentario alguno.

Saludos Ciudadano Cero
Anónimo dijo…
Ah el carnicero editor, muchas veces necesario, a veces estorboso, odiado, vilipendiado, ¿Pero qué seríamos sin él?, pregutáselo a Dan Brown , bueno yo voto por el editor que esté en cierta comunión conmigo, es decir, que sea algo más que un dios o un demonio que conceda tus deseos y los haga perfectamente, total tenés que pagar tributo.
Qué mal por los editores que te dejan pasar las cosas para solamente hundirte en el fango, y que luego les pagués, a esos carniceros o mejor diría cirujanos plásticos, hay que huirles. Mejor bloguear para no quedarse en el silencio, aunque termine siendo un fome.

Afortunadamente en la red tenemos la libertad de no dar comentarios y punto, y en la vida no virtual igual. Pero no olvidemos que de los coprolitos se sirven los científicos, para ver de donde provienen las especies interesantes. Y tenés razón muchas veces hay que quitarse la mitra, o mejor, no ser un fariseo ante las manos sucias que ayudan a comer, ante la alitosis, ante el despeinado o lo repugnantes que puedan parecer algunos textos. Aprecio la voluntad de escribir algo positivo pero también atiendo y estudio el por qué podrá encerrar tanta malidicencia alguien en su corazón. El no dar un comentario es una actitud cauta, siempre y cuando uno no esté seguro de la repercusión de sus propias máximas, pero de vez en cuando hay que mancharse los vestidos y despeinarse.

¿Escritores malditos?, pensé que se habían extinguido esas venerables generaciones, ¿no será mucho el término maestro?. -No hombre, hay quienes sólo escupen por escupir, como el hombre que por su poca educación y sentido común, no puede comprender que la basura tiene su lugar, y tira elotes desde un carro lujoso o un bus masticando un chicloso "spanglish" que pega en los sillones-. Reeducar, ser un Sísifo, o un Ulises, te lo dejo de tarea. Saludos y ahora sí con éste me despido. Adiós respetable Angel.
Angel Elías dijo…
Es cierto ciudadano, creo que me excedi con el termino maldito, debi decir los que se creen malditos solo para justificar su incompresible literatura. bueno me volvi a exceder, para justificar sus letras.

la labor del carnincero no termina y los buenos editores siempre ayudan a un texto a leventarse y los malos a veces tambien.

para escribir se ncesita alma, o talvez ya no tenerla, alguanas veces
Ángel, te recomiendo que estos textos los ordenes y los llevas a varias editoriales. Piden papel ya ¿no los oyes?

Abrazos.
Ángel del desengaño
en efecto, odiando es como recuperamos, suele suceder.
buenos aforismos.
Como dijo goathemala: publicá, manito, que ya piden a gritos papel estas letras.

salve!
Angel Elías dijo…
Goathe: Fijate que los textos sufren de una especie de pánico editorial, jajaja Gracias por la recomendacion... Los reuniré...

JuanK: todos necesitamos desahogarnos. y el insulto, aunque sea en solitario nos ayuda.

Sobre la publicación, estoy esperando que algun editor (en especial de prensa) se interese jajajajaja (broma)

Veremos que podemos hacer.

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