EL HÉROE
Por Guillermo Paz Cárcamo
En la vida todos tenemos un héroe, heroína, o varios, en los que vemos valores o acciones que hacemos nuestros: el papá, la mamá, un abuelo, una tía o algún familiar lejano que moldeó la personalidad de uno.
Los héroes son parte intrínseca del individuo y también de organizaciones sean estas sociales, políticas, económicas, religiosas, empresariales, estatales, culturales, deportivas etc. Ejemplo: la Iglesia Católica está plagada de héroes -mártires, muchos que para los feligreses son titanes de su religión pues encarnan las virtudes de su fe. En ese panteón está Jesucristo, el Santo Hermano Pedro de Betancurt y otros miles de santos apiñados en cada día del año.
Las empresas también tienen héroes creados a la medida de su “misión”: la foto del ganador de la semana, mes y año son colocadas en lugares visibles del negocio para que otros empleados los imiten y superen en “productividad y desempeño”.
En el futbol; los héroes son jugadores emblemáticos como Tarzan Segura, Mario Camposeco, de los años 50, o los actuales, tal el Pescadito Ruiz, el Pando o el Pin Plata, que hace un mes le impusieron la Orden del Quetzal por las infinitas patadas que han enardecido, hasta el paroxismo, a los balompédicos chapines.
Y por supuesto, la oligarquía tiene sus héroes reconocidos públicamente. El conspicuo, es Ricardo Castillo Sinibaldi, quien con pisto de los trabajadores y el Estado, ha construido el IRTRA, una empresa que no se sabe si es de él, de los trabajadores o de quien, pero que le ha merecido ser: el Hombre del Año, la Orden del Quetzal entre otras 14 condecoraciones, ser 4 veces presidente del Cacif, etc. “Nunca hemos puesto una primera piedra; solo inaugurado proyectos terminados” clama muy pagado de si mismo.
El héroe, dice Wiquipedia: “es un personaje eminente que encarna la quintaesencia de las cualidades valoradas en su cultura de origen.” Así, los pueblos y las naciones tienen héroes que dan la identidad, la nacionalidad, la ciudadanía de esos pueblos y naciones.
Los cubanos tienen a Hatuey y al poeta-guerrero Martí; los mexicanos se ven en Quetzacoatl, Cuahtemoc, Juaréz, Zapata o Villa; la nación que no tiene nombre propio, EEUU, entre otros, tiene al Siux Caballo Loco, a Lincoln, Luter King y Cassius Clay, son el sueño americano; los Nicas, tienen a Nicarao, Sandino, Dario y Fonseca Amador; los chinos a Confucio, Lao Tse, Zun Tsu y Mao; el héroe de los ticos, Juan Santamaría,,murió luchando contra los filibusteros y Figueres, hizo una revolución; Los Iraníes tienen al Ayatolá Jomeini , al califa Alí y a Ciro; los Haitianos, ese pueblo pobre y abandonado, tiene a Louverture y a Dessalines que en 1804 independizó Haití, siendo el primer país independiente de América.
En la Guatemala de los chapines o Chi Iximulew de los mayas, esos seres paradigmáticos de la nacionalidad están ausentes. Los firmadores de la independencia no son héroes porque traicionaron a España y se la escamotearon al pueblo; Pedro de Alvarado, tampoco, fue un aventurero ladrón y desalmado genocida; Justo Rufino Barrios, no, le robó a la santa iglesia sus bienes y despojó y esclavizó a los indígenas; Rafael Carrera, presidente, general, cachureco y analfabeto, nones, porque su gracia fue romper la unidad de Centroamérica; Arévalo terminó siendo embajador del Chacal Arana y en el rebozo cultural de la oligarquía, tampoco; menos Arbenz, que la oligarquía lo sumió en la ignominia; Kaji’ Imox, K’otuja, fueron soterrados por la historia oficial y otros son ignorados o pusieron su nombre en una olvidada calle.
El único héroe, oficialmente declarado, paradójicamente, nunca existió; Tekum Umam, es un figurante sacado del colonialista Baile de la Conquista, donde asume un papel timorato renunciando a sus dioses y a su cultura. O sea: el antihéroe perfecto.
Así que acá no hay héroes nacionales que exhalen el Esprit de Corp de la Nación. Como dijo un chapín zamarro: muchá…estamos jodidos todos ustedes.
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