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Hay momentos muy fugaces cuando la mirada de una extraña se cruza con la de uno. En ese instante un par de ojos revelan que cualquier cosa en el mundo puede pasar. Que nada puede ser imposible. Pero, ambos callamos. Y ese instante compartido queda como un secreto mutuo.
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Esa tarde supe que cada uno de nosotros tomaríamos un camino distinto. Pero no nos dijimos adiós, como previendo que nos volveríamos a ver. La lluvia fue un anuncio pronunciado de que la separación es temporal. Ningún aguacero, por más fuerte que sea, podrá ser eterno.
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He recogido de tu cepillo el cabello que has dejado. Ahora que has partido es lo que aún me queda de lo que fuimos. Ese cabello es el enlace entre la realidad y mi pasado. Y es así, ese liviano recuerdo castaño ha dejado una huella profunda enredada en lo único que me queda de ti, tu cepillo.
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Cuando se escribe literatura cada quien arriesga su dignidad en la pirueta de las palabras. Se puede quedar como rey de la corte o como un simple bufón. La cuestión es divertirse con el papel que toque. Y que al momento de cerrar el telón quedemos satisfechos.
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Me perturba la imagen de verla haciendo el amor, que ese delicado cuerpo se entregue a otros brazos. Después de tantos años no digiero esa terrible imagen. Todo, porque nadie, absolutamente nadie, la merecía. El sexo es un acto de entrega y satisfacción, y no concibo la idea de que lo haya logrado sin mí. Eso me perturba. Soy egoísta, lo sé, ¿es que acaso el amor no lo es? Además los ángeles no fueron ideados para unirse a simples mortales, no digamos para hacerlos engendrar.
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O una canción tonta te retrasa a lo que creías eran mejores tiempos. Luego esa misma canción se te aparece en el bus, en el mercado, en el baño, en la carretilla de helados, y te das cuenta que eso que llamamos nuestro, no vale más allá del valor que le desamo dar y se vuelve poéticamente un lugar común y vulgar.
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Y me sumerjo en cada miedo, con una sonrisa lacónica e intermitente. He de sumergirme en la escritura de lo que me pasa para soportar el peso de la inconformidad. Tal vez soñar con escribir algo que no pasó, total, la literatura es un enredijo de sueños que no se lograrían en una realidad de la cual nos desprendemos por miedo.
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Esa tarde partió una carta que no ha vuelto, pero sé que llegó porque no ha regresado. Tengo miedo de no obtener respuesta, tanto como de obtenerla. Porque es incierta.
Los poemas tienen ese dilema. Son una carta enviada al futuro con falsedades o con la más tierna verdad. Luego los textos, en ese futuro, te dicen nada o te dicen todo.
Ángel Elías
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