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Mostrando las entradas de abril, 2009

Guatemala, el país de las prohibiciones

Guatemala parece que es el país de las prohibiciones y de las legislaciones absurdas. Y no lo digo solo por motociclistas que ahora tendrán que andar con chalecos brillantes. Lo digo porque nuestra sociedad es prohibitiva. Y parece que es la única forma en la que podemos vivir contentos. Nos privamos de la libertad de vivir. De alguna manera nos hecho expertos para enclaustrarnos y prohibirnos. Lo tenemos prohibido casi todo. Desde nuestra sexualidad hasta hablar con nuestros padres. Eso sin mencionar la cantidad de leyes hechas para nada. Y no con ello digo que nuestra legislación es obsoleta, pero casi. Tenemos en mente que mientras prohibamos, haremos que las cosas no sucedan. Pero no es así de sencillo. Aquí el problema no son las leyes si no la impunidad con las que se infringen. Cuando no podemos evitar que las personas orinen en la calle, no podernos evitar que nuestro país se convierta en un narco-estado. Más leyes no es sinónimo de justicia. En realidad, nuestr

A propósito del Día del Libro

En el día internacional del libro, creo que debemos recordar algunas de las lecturas que me marcaron para dedicarme al noble oficio de lector. Una de mis primeras lecturas, por pura casualidad fueron los libros de la universidad de un tío. Sin saber leer me dejé llevar por la aventura que supone varios tomos de biología para ingenieros agrónomos. Con todo y definiciones de plantas, árboles, ganado y aquello que alguna vez consideré excitante. Realmente su librera era grande y selecta. Eso por supuesto, si uno gusta saber sobre la alimentación y procreación de las vacas, además del control de plagas. A la edad de 4 años, sin saber leer, puede ser fasci nante. Recuerdo que según los dibujos que veía y las fotogr afías con las cuales iba recreando lo que imaginación quería, aunque mi imaginación no era muy fructífera por lo menos me entretenía. A los años entré a la escuela y aprendí mis primeras letras, con ellas la lectura del periódico y sus tiras cómicas eran las obligatori

Picuegallo XVII

Refugio. Ese silencio es necesario. Muy necesario. Pero en realidad es una ausencia de sonidos un tanto rara. Obligada. Al estar en pausa esta semana, pude retomar algunos libros, mientras muchos se zambullían en una piscina, yo como todo buen ermitaño, me refugié en un par de lecturas. La primera parte de la semana, la lectura me llevo por uno de los mejores poetas de Guatemala, Anclado en esta tierra, es el título del libro de Manuel José Arce, que tuve entre mis manos. Una antología con una poca de su poesía, su diario de escribiente (Prosa) y el gato que murió de histeria (teatro). Hace a pincelazos de la gran obra de este prolífico autor. Recomendable para corazones heridos, por cualquier motivo. Y por supuesto, después de cortarse las venas con la poesía, a reírse de la vida con el diario del escribiente y para verle la cara a la injusticia del mundo con El gato murió de histeria. (Los poetas también podemos ganar) El segundo Libro : Fechas Inciertas de Luis Eduardo Rivera, acerc

¿De quién es la culpa?

Foto: Ojo Digital Crossroad (mondraker) ¿De quien confía o de quien abusa de la confianza? ¿De quien se deja o de quien se da cuenta de su vulnerabilidad? ¿Quién en realidad tiene la culpa? Ciertamente algunas veces confiamos en quien no debemos confiar. Y nos sucede a menudo, buscamos a quién entregarle el amor, a quién entregarle nuestro dinero, a quién entregarle el gobierno. Y generalmente nos equivocamos, y cuando nos damos cuenta, ya estamos envueltos en una madeja de problemas casi sin solución, y que en realidad hubiésemos podido evitar si eligiéramos bien. Aunque otras veces la elección no es nuestra, porque depositamos la confianza plenamente en las facultades razonables de esa otra persona. Simplemente toma esa responsabilidad y luego la niega. Y por eso estamos en ese atolladero sin razón. Y no podemos salir por nuestras malas decisiones, o en peor de los casos por nuestra falta de decisión. ¿De quién es la culpa? ¿Acaso

Noj XIII

YDÍGORAS Por. Guillermo Paz Cárcamo Cuando cayó Ubico, Miguel Ydígoras Fuentes ya era general e ingeniero topógrafo; había sido jefe político en San Marcos donde actuó con ferocidad ubiquista y fue embajador en Colombia e Inglaterra y agregado militar en Washington. Abanderado del cachurequismo fue contrincante de Arbenz por la presidencia; derrotado, se unió a la invasión mercenaria de la CIA-Castillo Armas donde pretendió ser el jefe expedicionario. “El Caudillo” se apoderó de la presidencia e Ydígoras quedó en la sombra, pero cuando los compinches de Castillo Armas lo asesinaron, la incertidumbre cundió y se terminó llamando a unas elecciones donde Ydígoras volvió a ser candidato. Para quedarse los liberacionistas hicieron fraude y entonces Ydígoras protestó plantándose las tardes frente al Palacio mientras una multitud, de gentes y ciclistas insurreccionados, daban vueltas y vueltas al parque, respaldándolo. Con ese desborde, los fraudulentos tuvieron que hacer nuevas elecciones.