En Guatemala parece que las sorpresas no terminan nunca. En esta semana la periodista Marielos Monzón comenta acerca de la incómoda situación frente a uno de los dirigentes del movimiento de las camisas blancas (Gionavani Frati) Esto por la muerte del abogado Rosemberg. Donde este individuo pide que Guatemala regrese a su pasado oscuro, donde las muertes se sembraban desde el estado. Dice que este país solo se compone con sangre y plomo. En una guerra que en su cabeza no termina. Donde todos lo que pensamos que otra Guatemala puede lograrse, y que defendemos el derecho a la vida, somos unos comunistas traídos directamente de la Unión Soviética. Pensamientos retrógrados sacados de un mal film de guerra fría. Días después trata de justificar su opinión con una serie de falacias y una desfachatez, vista únicamente en un circo. Y lo peor de todo, parece no retractarse.
A ello le agregamos la paranoia de la gripe tipo “A”. Guatemala está tomando sus medidas, es evidente. Pero en realidad, creo que la situación se sobredimensiona. En el mundo se cuentan por muchos los contagiados. Pero son pocos los fallecidos. En Guatemala cientos los contaminados, pero un fallecido. Estadísticamente no es considerable. Y no me refiero que dejo llevarme por los números. Simplemente veo los datos, y en este país hay datos que asustan más y no son considerados. En este país mueren niños por hambre o de problemas gastrointestinales todos los días y las autoridades no hacen nada. Una gripe, curable y perfectamente tratable, provoca más dolores de cabeza que el hambre en este país que la red de hospitales que ya casi colapsan.
Entonces nuestras prioridades siempre serán amarradas con nuestros intereses. De allí en adelante las cosas no cambian. Y en países tercermundistas no logramos avanzar.
Sobre esto un sinnúmero situaciones hasta cómicas que afectan al país de la eterna tiranía. Pero en realidad ¿qué sucede en este país? Tosen en la China y aquí nos resfriamos. Guatemala el país de la contradicciones y donde lo increíble siempre sucede.
Aquí en este país donde jóvenes se congregan para clamar respuestas con las preguntas equivocadas. Que se vuelvan a las calles a manifestar su derecho a justicia, pero sin embargo desconocen que este país las injusticias son más profundas y los problemas son complejos y medulares.
Pero todo terminará. Se olvidará, como se han olvidado muchas cosas. Como se olvidaron los muertos de un conflicto armado que, los mismos líderes de ese supuesto cambio, desean volver a revivir. Y se aprovechan de la ignorancia de los jóvenes. Se aprovechan de su entusiasmo y se fuerza. Y esta Guatemala de las desilusiones no cambiará. Porque con el tiempo estas personas se darán cuenta que fueron utilizados por intereses mezquinos y manipuladores. Por la misma clase de gente que tiene una cuota de poder y que hace de este, un país sufrible.
Ángel Elías
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