Puede que algunas veces la felicidad esté resumida a una sonrisa o una respuesta. Puede que la felicidad esté supeditada a las manos de otros o de las nuestras. Puede que la felicidad esté al alcance de nosotros sin que lo sepamos. Puede que la felicidad no esté al alcance de nuestras expectativas, todavía. Puede que la felicidad sea solo la sombra de lo que deseamos. O puede también que sean falsas ilusiones. O puede que sea una tierna realidad.
La felicidad la encontramos cuando en un día todo nos va bien. O en otros casos cuando todo va mal, pero al final del día hay alguien que nos dice –¿Qué tal tu día? He allí la felicidad de pensar que en realidad a alguien le importamos. Y lo más substancial, le interesan nuestras cosas. Luego por arte de magia las cosas cambian. A partir de allí esa felicidad se queda resumida a una sonrisa por un mal chiste nuestro. O una palabra que te ayude a levantar la vista. La felicidad queda resumida a no creerse sobrar en el mundo, o que crean en nuestros sueños, por tontos que parezcan.
La felicidad nos la puede dar esa persona que creemos única y que nos cree complemento. Nos la puede dar el rocío de una rosa al amanecer o la lluvia por la noche. La felicidad no viene en frascos, ni grandes, ni pequeños. Viene en dosis justas. Muchas veces la buscamos y cuando nos cansamos de buscarla llega sola a nosotros. Recordándonos que los milagros existen. Y que algo maravillosamente único ha pasado en el universo para cambiarnos la vida.
La felicidad puede estar en un –te deseo feliz noche –dicho de una manera sincera. Puede además ser algo muy fraternal. Muy amoroso. Muy romántico. Muy grande. La felicidad te la regala una gran persona. El estar feliz te dibuja una gran sonrisa en el rosto.
Un amigo una tarde que me encontró sumamente feliz, al verme en tal estado idílico me dijo que en este mundo de locos, de asesinatos, de recesión económica, de terrorismo, era obsceno ser feliz. Los dos estallamos en risa. ¿En realidad es malo ser feliz? ¿Es anormal querer serlo?
Ciertamente todos queremos ser felices. ¿Luchamos por ello? La felicidad es un arte cultivable. Es un arte que da frutos hermosos.
He de confesar que he sido inmensamente feliz. Que he sido obscenamente feliz. Que me he topado con árboles y postes por andar feliz. Que en realidad mi estado de felicidad es muy poco cuerdo.
A los años esa felicidad es un poco más exigente. Ya va más supeditada, pero en realidad no tiene ningún problema. A los años que recorro. Mi felicidad queda resumida a una sonrisa cuando la necesito. A una palabra cuando es importante. A un silencio cuando lo comparto.
La felicidad amigos lectores, es más sencilla de lo que creemos. Es resumir lo que somos en una cápsula y regalarlo. Esperar un gesto amable devuelta.
Amigos lectores, he de confesar que he sido inmensamente feliz. De la misma manera he estado inmensamente triste. Y eso me ha hecho vivir.
Ángel Elías
Comentarios
va un abrazo.
pcárcamo
Desnudarse el alma? jajaja
mejor vamos por un picuegallo...
para que no digas que no comento.
(por cierto, de que sirve poner mi nombre, si al fin de cuentas ya sabes quièn soy!)
ahora espero que seas una critica del blog, nos encontramos pronto... en el destino
mmm... crítica... no, no lo creo...:) estoy muy lejos de serlo!
anonimo(A): la critica comienza cuando leermos algo y nos gusta o nos disgusta esa es la critica
gracias un abrazo
un abrazo Geldi