Una mujer está sentada en las gradas de la entrada del edificio del Organismo Judicial en la ciudad de Guatemala. Tiene la mirada perdida, como buscando algo. Es sábado por la tarde. Casi nadie pasa junto a ella, casi nadie presta atención a la escena. A lo lejos observo. En un momento ella se limpia las lágrimas. La ciudad sigue con su ruido de autos y buses, su ruido de sábado. Más lejos el sonido de bocinas anunciado el inminente paso hacia la navidad.
En las gradas del Organismo Judicial una mujer llora, está triste. Ella está frente a la estatua de unas manos entrelazadas que tira agua. Aquella mujer hace caso omiso a las palomas que bajan a bañarse. Así como el mundo no pretende darse cuenta de su sufrimiento.
¿Qué puede angustiar a esa mujer? ¿Qué puede ser tan fuerte como para que ella rompa el llanto en un sábado cualquiera? Aunque para ella ese sábado no es cualquiera. Aquella mujer está sola. Sin más allá que ese sufrimiento interno que la acompaña. Es sábado nadie pasa para consolarla, creo que por eso eligió ese lugar. Para no ser molestada, para que nadie le pregunte nada. Para que nadie sepa cual es su sufrimiento. ¿Acaso no comprenderíamos?
Una mujer llora un sábado por la tarde, sentada en las gradas del Organismo Judicial en Guatemala. El lugar no importa. Pudo ser allí, pudo ser su casa, pudo ser el baño de una cafetería, total el sufrimiento es el mismo.
Tal vez quería compartirlo sin saber con quién. Tal vez quería que alguien más soportara es calvario. ¿Cuál es su sufrimiento? ¿Por qué pierde la mirada en la distancia? ¿Le conforta ver el paso de los autos?
Una mujer llora, se mantiene triste. ¿Tendrá un hijo enfermo? ¿Tendrá un padre desaparecido? ¿Tiene una deuda con alguien muerto? Creo que no lo sabremos. Ella allí, solo quiere compartir un poco su tristeza. Para que le sea más liviana. No importa si es con usted o conmigo.
Ángel Elías
Comentarios
Ciertamente llorar aligera las penas. Si fuese yo alguien digno de dar consejos, aconsejaria que se llorase por lo menos cinco minutos por la mañana y por la tarde. Todos los dias, talvez eso es lo que la mujer está queriendo compartir.
El llanto aliviana las penas... El llanto puede evocar algo muy interno... Aquella mujer desconocida en ese momento compartió un tanto su pena con algo tan humano como llorar.
Eso nos hace humanos.