Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de mayo, 2011

Síndrome de abstinencia

Otto, es un amigo de la infancia. Es muy noble el chico. Crecimos juntos y platicábamos de todo. Hasta altas horas de la noche nos quedábamos en la calle, esquina opuesta a la mía tratando de arreglar el mundo. Hace unas semanas lo vi bien arregladito y paseando con su novia. Se veían tan contentos. Llevaron un romance intenso, según me contaba Otto. Desde el principio se llevaron bien, se contaban todo, se daban de comer en la boca y esas cosas que hacen los novios. Se ayudaban, se aconsejaban, se reían, se hacían cosquillas, creo que eso les provocaba más risa. Se leían los pensamientos, creo que estaban bien. Pero como todo en este mundo tiene un fin, y no todos esos fines son felices y contentos, mi amigo me contó recientemente que su relación acabó. No hondó en detalles, solo dijo, las cosas acabaron. Su rostro evidenciaba que tal rompimiento lo había hecho trizas. Tengo síndrome de abstinencia, me dice, cuando vino ayer en la tarde a la casa. ¿Cómo así? Le pregunto. T

El amor

Lo que se dice acerca de lo que se siente puede hacernos revivir el más alto de nuestros sentimientos. por Ángel Elías Publicado en  Revista D  Prensa Libre   13-02-2011 Muchos entran a la literatura por la puerta del amor, ya que este es uno de los temas más tratados en la narrativa y la poesía. Otros argumentan que es el más fácil. Algunos estudiantes emborronan cuadernos para crear sus primeros versos, en tanto que otros plagian a autores que nunca sabrán que sus textos terminaron en el ropero de alguna quinceañera. Los invitamos a hacer un breve recorrido por la literatura amorosa de este país. Resulta imposible abarcar tantos siglos de amor escrito en unas cuantas páginas, razón por la cual seleccionamos a algunos autores y autoras que, por su trayectoria y renombre, serán fácilmente recordados por los lectores. Si bien tal selección es arbitraria, tiene la salvedad de que contiene un sentimiento universal, para el cual sería insuficiente escribir varios miles de páginas. Así c

Texto Zip XXII

Nada pudo evitar que las cosas sucedieran de esa manera. En el apartamento había mucha ropa tirada. Las cosas desordenadas indicaban que algo había pasado. Nada estaba de pie. ¿Quién puede provocar ese alboroto en un apartamento en Nueva Delhi? Pudo ser cualquiera. En estos países la delincuencia es un mal que se propaga rápidamente. Al revisar con más detenimiento, se muestra tranquilo. No se han llevado nada. Parece que todo está. El televisor, el computador, la máquina de afeitar. Todo está... menos algo. Al ingresar a su habitación encuentra una cajita que compró en Oklahoma cuando viajó a América hace un año. La vendedora le aseguró que dentro tenía encerrado un tornado. Lo compró con más curiosidad que fe. La ventana está abierta, presiente que los noticieros anunciaran algunos desastres. ********* ¿Me regalas una sonrisa? Fueron sus mágicas palabras antes de partir. Para él fueron suficientes para cubrir esos meses de soledad. ********* Nada asegu

Electoral

Mercedes se prepara para salir. Se pone su güipil, su corte y levanta su canasta. Deja algo de comida a sus hijos. Frijoles es el menú de hoy. Sale de su casa dejando dormidos a sus hijos. Presurosa recorre la empolvada calle de la aldea. Unos perros salen a ladrarle, se escabullen y arman el escándalo entre las cañas que hacen de muros perimetrales, débiles y biodegradables. En la entrada de la aldea hay un bus que la espera. Ya adentro, más señoras. Todas van arregladas. Mercedes encuentra a sus comadres dentro. Platican. Es domingo y la mañana se vuelve más calurosa. En la radio del bus suena música de banda. El chofer usa sombrero y tiene un leve aspecto de vaquero. Usa botas y bigote espeso. Chulea cuando puede a las hijas de las señoras. Ellas solo se ríen o hacen caras de incomodidad. Un hombre se sube y les dice que a cada señora se le entregará una playera, del color del partido. Y algunos afiches que ellos hicieron apoyando al candidato. Mercedes recibe un afiche con l