En la actualidad, la intimidad a quedado relegada a una nimiedad. Las nuevas tecnologías nos han acercado tanto que nos vemos nuestros defectos con una exageración exhibicionista. Esto viene a colación porque después de estar unos meses con una cuenta de Facebook la he cerrado.
Las razones son variadas, pero la principal es la fastidiosa necesidad de la gente por figurar. Es un espejo de egolatría y vanidad desproporcionado. Agregándole lo vacío que pueden llegar a ser los comentarios dentro de esta red. Personas a las que consideraba serias resultan ser quienes utilizan la red para llenarla de vaciedades. Yo atribuyo el fenómeno, a la extraña necesidad de expresarse, ya sea por vanidad o por no desactualizar su perfil.
Evidentemente nadie puede juzgar cómo la gente utiliza su tiempo, pero las redes sociales dejan en evidencia lo más oscuro del ser humano, por su exceso de voracidad. Les escarban tanto que terminan por exponerse totalmente.
Las redes sociales como fenómeno de estudio son fantásticas, pero para mí ya fue suficiente. Entonces la intimidad queda reducida a la nada. Somos seres de esos nuevos zoológicos cibernéticos, donde competimos por más amigos, frases más vacías o comentarios sosos. Nos exhibimos para llamar la atención.
Soy un ermitaño cibernético. Prefiero estar en la clandestinidad, ver las cosas desde fuera, como quien visita pero no interrumpe. Porque los secretos y la intimidad está siendo violentada por nosotros mismos. Nos exponemos y dejamos al aire ventilar nuestras vanidades justificándola con contemporaneidad.
Las redes sociales son una herramienta útil como comunicación, creo que lo que queda es escoger mejor los amigos, aunque con la voracidad de la web, los amigos terminan entregándose al encanto de develar secretos que realmente desencantan.
Buscamos amigos cibernéticos por la dificultad de tenerlos físicos, pareciera que es más seguro tenerlos por una computadora, que juntarse a develarse gustos frente a frente.
Evidentemente la red reduce distancias, y ayuda de sobremanera. Pero a la larga nos aísla y nos hace vivir un país fantasioso. Ahora hasta hay protestas en redes sociales. ¿Es que acaso puede eso ayudar en algo? Sí, ayuda a sentirnos parte de algo, desde la seguridad de nuestra casa. Porque expresamos una idea con pulsar un botón. Entonces volvemos una causa cibernética, que con los años olvidamos por ese exceso de información que ya no sabemos controlar.
Nos dirigimos a ser una civilización extraña y muy etérea, poco útil, pero muy práctica. Yo por lo menos aun prefiero la intimidad de los secretos individuales.
De aquí en adelante, quien no tenga perfil en las redes sociales, no es ciudadano del mundo. Entonces yo al igual que muchos me declaro extranjero en este planeta.
Ángel Elías
Comentarios
El asunto de Facebook es como todo en la vida, si esta "medio" es vanal, futil, circense, es porque el sistema lo es. Es solamente una manera de validación del mismo sistema. La manera en la que nos mantienen entretenidos y con una participación simbólica en los temas reales e importantes.
Burdamente y a manera de justificación parafraseo una frase de una canción de Calle 13. "Facebook no me usa, yo estoy usando Facebook"
¿Qué le puedo decir?...a usté le gusta a mí no. De allí en adelante ya no es muy importante