La culpa de que a Andre le gustara el fut, fue del papá. Todos los domingos eran de estadio, de chéveres a la salida, no pidió muñecas sino una pelota. Con sus primos colocaba mochilas en las esquinas de la calle que las hacía de portería y regresaba a casa con las rodillas peladas. Con los años se enamoró de Gianluca Pagliuca, no se perdió de un solo partido hasta su retiro. Aprendió italiano para pronunciar bien su nombre, cuando estuvo en Italia trajo un retrato que compró en Roma. Me habla de deporte con una pasión que me impresiona, que si vi el partido, que si noté la jugada. Simplemente le digo que sí, que no había visto nada mejor y que es insuperable. Unos momentos se queda silenciosa, luego dice que no le mienta. Que sabe que no me gusta el fut, pero se entretiene viendo cómo intento comprenderla. Hace calor y el partido de la tele ha empezado.
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Ma. René, me dijo, la soledad es buena acompañante, pero mala consejera. A lo mejor, le respondo. La noche transcurre entre luces de neón, olor a gasolina y música de viernes a todo volumen. ¿Qué te da miedo? La oscuridad, le respondo. Pero si es hermosa la oscuridad. Puedes hacer cosas que no harías en el día. Puede que sí, lástima que mis acompañantes nocturnas, incluyéndote, le comento, tienen la fastidiosa necesidad por buscar el interruptor.
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Lucía, me decía que la condición era un poema diario. Vaya problema. Un sufrimiento a diario, es más de lo que puede soportar una persona. No debe ser nada difícil, me insiste, ¿acaso no lo merezco? Como si los poemas salieran tan fáciles, sin sufrimiento alguno. Creo que no todos comprenden que la poesía es acto post-doloroso. Que antes de derramar algunos versos hay que sumergirse en un acto que no es recomendable para insensibles.
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¿Qué somos? Esa parte del tiempo sin dirigirnos hacia algún lado. Sufrimos como recompensa por vivir. Y la vida entonces se vuelve un cúmulo, muy nuestro, de sufrimientos y decepciones. No todo es malo, hay espacio para los optimistas, esos ingenuos que ven el vaso medio lleno, lo que no saben es que está así porque otro ya lo había empezado a vaciar.
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Vengan, al círculo de los miserables, se les garantiza satisfacción completa, caso contrario, le devolvemos su felicidad.
Ángel Elías
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