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Mostrando las entradas de enero, 2015

La vida

La carretera serpentea todos los días la montaña y yo extraño pararme junto a la carretera a ver pasar los autos. Porque la vida es así de sencilla, un par de sonrisas y atardeceres deben ser suficientes para conocer el verdadero sentido de la vida,   a veces es mejor sentarse a pensar que la vida sería mejor con un elote cocido en medio de la milpa o cerrando la llave de la casa a las 5 de la tarde, pero no siempre sucede. Ni siquiera en los más nobles sueños estamos conformes. La vida puede ser mejor.

Calles del centro

Un hombre sale apresurado de su casa con su hija tomada de la mano. Son casi las 10 de la mañana y corre por las calles de la zona 1. Ella va despeinada y con una mirada de sueño, su cabello se llena de smog de camioneta que viaja sobrecargada. Ella tiene una ternura que me encanta cuando se me queda viendo en la esquina del semáforo. Me sonríe. ¿Es acaso esos pequeños detalles que al final le quedan de saldo en las calles de esta ciudad que envenena?  No se necesita mucho para ser feliz, a veces la sonrisa de la persona correcta o inesperada. Aquella niña me robó la atención de las cosas del trabajo, del ajetreo del estrés cotidiano, de la bolsa de valores. Aquella infanta es de naturaleza hermosa, de la sensibilidad gobernada por sus 5 años de edad. ¿Qué pensaba en ese entonces? Solo en no desprenderme de la mano de mi madre que me llevaba presuroso por las calles del centro.  Ángel Elías