Jorge me preguntó si tenía Facebook, la pregunta no me
parece extraña, pero para muchos, mi respuesta sí. No tengo, le respondo. Me le
quedo viendo a Jorge como presintiendo su siguiente pregunta, -¿por qué? -Me
dice de manera inmediata. Claro es un poco aburrido tratar de explicar lo que
me parece más que obvio, esas cosas me aburren.
En serio, ¿Por qué no tienes Face?, insiste. Por F. C., le digo con resignación. Se me queda viendo como si no entendiera la
respuesta. ¿La ex miss?, La misma, le aseguro.
Hace unos meses estuve en una de esas fiestas que organizan
lo amigos para los desocupados. La novedad es que Erick, un amigo común, quien
organizaba la fiesta había invitado a F. C. para la velada. A mí eso de las
reinas de belleza no me entusiasma, seguro porque lo más cerca que he estado de
una es cuando coronaban a las reinas del colegio. Todos los amigos estaban
entusiasmados cuando la vieron, llego con un vestido rojo y un perrito en los
brazos. Me pareció simpática ya que se reía con todos y saludada de beso a
medio mundo. Yo no me le acerqué en toda la noche, me la pase comiendo y
platicando de futbol con los amigos. Pero nuestras pláticas eran interrumpidas
por las risas de F. C. que se escuchaban en aquel lugar. Siempre he creído
que las mujeres se ríen para llamar la atención de alguien. Aunque en ese
momento no creí que fuera la mía. La noche transcurrió sin novedades.
Cuando la música acabó F.C. se me acercó y me dijo
¿Cómo te llamas? La respuesta parece que fue convincente, (a veces mi facultad
para mentir es ridícula) ¿Cuál es tu mail? Dice antes de irse a la afterparty como acostumbran decir, tomo una servilleta y
le escribo letra a letra mi correo. A veces deberíamos mentir para salir del
protocolo.
Al siguiente día mi correo tenía un mail de
F.C. que
decía “Hola J”,
creo que no debí responder. A medio día me entró un correo electrónico con una
invitación a Facebook, ¿Quién no acepta una invitación de una exmiss?
A la tarde ya tenía el muro lleno de cosas raras como besos,
abrazos, peluches, y cosas de enamorados por parte de ella. Es algo extraño, me
dije, algunas cosas no se deben explicar. Pensé que era un error, esas cosas
tecnológicas, son extrañas para usar. Pero no fue así, ella me enviaba
mensajes, y se enojaba si no se los respondía. Del interés pasó a ser acoso. Y aunque
en un principio era halagador con el paso de los días se volvía bastante
extraño. ¿Qué mujer hermosa se puede fijar en mí?
Al mes mi bandeja de entrada estaba llena de sus reclamos. Y
decidí cerrar el Facebook. Ya no me la he vuelto a topar.
Jorge hace cara de incredulidad y yo asevero con la cabeza. Mi
amigo da una risotada que se escucha por todo el lugar y se aleja sin dejar de
carcajearse. Yo simplemente me retiro, esperando que ella no me haya
encontrado.
Ángel Elías
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