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Mostrando las entradas de diciembre, 2012

Textos Zip XXXI

Un grupo de cofrades aparecen entre los callejones del pueblo. Presurosos recorren las calles y las aceras del lugar. Tocan un tambor con frecuencia al llegar a cada esquina. Algunas puertas se abren para dejar entrar el viento del 25 de diciembre. Se mezcla con los residuos de pólvora, olor de pino y ponche de la noche anterior. Los cofrades ingresan presurosos acelerando el sonido de aquel tambor. Ven por todos lados, bajo las camas, atrás de las puertas, sobre las ventanas, bajo los techos. El pesebre luce vacío. Los cofrades se despiden y salen rápidamente. Solo ven un pequeño cruzar la esquina. Y sigue la percusión. El niño Dios se les ha escapado nuevamente. ************* La fogata iluminaba su rostro. A lo lejos se escuchaba una serie de petardos que estremecían el ambiente por momentos. Sus pequeñas y delicadas manos sostenían una estrellita que se al consumirse le sacaba una sonrisa. ¿Cuál era el deseo de este año? ************** Antes de las doce de la noch

El ciclo de Baktunes

A las puertas del Baktún resulta que este país es incluyente. Todos tratan de opinar lo que sucederá durante el cambio de período. Hasta inventan un 14 Baktún para justificar la ignorancia. Aunque para ser franco, no se puede esperar mucho de una población sumergida en el Medievo, cuando de historia nacional se trata. Termina el Baktun, el 13 para ser exactos e inicia el uno. Se debe recordar que la concepción del tiempo maya es circular, no lineal como en los calendarios occidentales. Un  Baktún consta de 144 mil días, eso significa 395 años. Eso signfica que cada 395 años existe un cambio de Baktùn, este es un cambio de ciclo, debido a que ya pasaron los 13 cuentas necesarias. El INGUAT en Guatemala ha colocado vallas en distintos puntos de la ciudad para anunciar el acontecimiento. Y colocaron un reloj en cuenta regresiva. ¿En realidad el guatemalteco está urgido por terminar una época? No importando si esta es solo simbólica o real. Eso deja mucho en qué pesar sobre la

Ciudad de bienvenida

Aquella ciudad lo recibió una vez más, esta vez de noche, los aeropuertos, las aduanas, las revisiones, los pasos vacíos, las luces blancas, los destinos cruzados con pasaporte en mano. Cientos de rostros se atraviesan en miradas. Aquel hombre llegó a la ciudad de México, era de noche. Una fila de casas de comida rápida evapora el hambre de los paseantes. En una de las paredes una fotografía de ese aeropuerto desde las alturas, algún curioso traza letras inentendibles sobre la impresión. Las paredes frías, blancas se parten donde la puertas automáticas dejan entrar el olor a la ciudad. Entra a uno de los restaurantes comida rápida y pide una hamburguesa. El murmullo de la noche, bocinazos, aterrizajes y despegues es un sonido de fondo que ya es inaudible. Miles de recuerdos atrás y cientos de kilómetros de lejanía abren el abismo del recuerdo. Un taxi, una dirección después, aquel hombre, con una hamburguesa a medio terminar en el estómago, se enfila a aquella ciudad lle