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Mostrando las entradas de enero, 2006

Seis Meses

Entre los millones de sitios Web que hay en el mundo cibernético, este sitio tiene uno y pronto cumplirá sus primeros seis meses. Realmente algo que no es motivo de alegría sino más bien de sentimiento. ¿Qué sitio Web, que casi ninguno lee, se mantiene por tanto tiempo en la red? ¿Cuál es el objetivo de quemarse los sesos y las pocas ideas por un propósito que muy pocos conocen? Esta crisis de la existencia del blog nace porque no hay motivo aparente para mantener mis idílicas ideas flotando en el ciberespacio. Existen un sin número de gentes, que al igual que yo, tienen un sitio parecido o mejor. Entonces la competencia es atroz. Pero la necesidad de tirar por el caño lo que alguna vez nos degustó es una necesidad muy humana. Es como dejar que nuestros fluidos extras se vayan por el drenaje, sin sentimiento alguno. Seis meses son más que suficientes para pensar dejar de escribir en el blog, porque cansa, y ello provoca que mucha gente deje este oficio de escribir, antes. Sin embargo,

EL OCASO DEL POETA

Los poetas mueren antes que los demás escritores. Esta afirmación, no recuerdo cuándo ni dónde la escuché. Pero recuerdo que fue de un estudio realizado a la biografía de varios escritores. Lo que me lleva a recordar la muerte de Alfonsina Storni en el Mar de la Plata, trágica e inevitable. O la desaparición forzada de Otto René Castillo con una muerte aún más forzada. ¿En realidad los poetas mueren antes que los cuentistas, fabulistas, novelistas o ensayistas y otras especies de la fauna literaria? Sí este estudio es cierto ¿por qué pasa esto?. Enredarse en explicaciones sicológicas, problemas en la psiquis o citar a Frued y sus teorías sexuales, talvez esclarecería el problema, pero dudo que lo resolviera. Los poetas escriben por catarsis, como dicen algunos, otros por necesidad. Los poetas mueren jóvenes, pero expliquemos que esa juventud solo radica en su cuerpo. Por lo general el escribir poesía nace de la necesidad de urgente morir. Ya sea para renacer en otra vida o para fenecer

LA SONRISA DE LA INOCENCIA

La inocencia aparece cuando, a pesar de las adversidades, espectamos por un futuro. Inocencia, la de un niño que sonríe entre la adversidad de la vida. Que a pesar de no tener porqué sonreír, ríe frente a la simpleza de un compañero al caer en la fuente del parque donde juguetean después de trabajar. Inocencia, como el privilegio de carecer de culpas. Ningún infante tiene la culpa de pertenecer a este mundo. Todos fuimos inocentes alguna vez, tuvimos la posibilidad de ver al mundo sin morbo, sin barreras, sin complicaciones banales. ¿Cuándo perdimos el rumbo? ¿Cuándo dejamos que la niñez y su inocencia escaparan de nuestros corazones? Ver al mundo con simpleza, una posibilidad de pocos. Nos gusta complicarnos la existencia, perdimos la inocencia de ver este planeta como una canica enorme y lo vemos como un enjambre de complicaciones. La inocencia infantil prepara un par de avioncitos plásticos en una batalla intergaláctica o calibra un madero de escoba para su primer home run en Grande