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EL OCASO DEL POETA


Los poetas mueren antes que los demás escritores. Esta afirmación, no recuerdo cuándo ni dónde la escuché. Pero recuerdo que fue de un estudio realizado a la biografía de varios escritores. Lo que me lleva a recordar la muerte de Alfonsina Storni en el Mar de la Plata, trágica e inevitable. O la desaparición forzada de Otto René Castillo con una muerte aún más forzada.
¿En realidad los poetas mueren antes que los cuentistas, fabulistas, novelistas o ensayistas y otras especies de la fauna literaria? Sí este estudio es cierto ¿por qué pasa esto?. Enredarse en explicaciones sicológicas, problemas en la psiquis o citar a Frued y sus teorías sexuales, talvez esclarecería el problema, pero dudo que lo resolviera.
Los poetas escriben por catarsis, como dicen algunos, otros por necesidad.
Los poetas mueren jóvenes, pero expliquemos que esa juventud solo radica en su cuerpo. Por lo general el escribir poesía nace de la necesidad de urgente morir. Ya sea para renacer en otra vida o para fenecerse de una sola vez y ya no sufrir. Aunque no se declare abiertamente, los primeros poemas suceden por el declive de la esperanza en la vida.
Acontece que los principales temas de la poesía son La vida, el Amor y la Muerte. Hay otros, por supuesto, pero todos se desprenden de estos temas. El ser humano por naturaleza es intenso, la poesía se escribe porque se siente, y muchos lo único que logramos sentir es el dolor, ese punzante y sangrante dolor, que a muchos poetas ha inculcado inspiración.
El amor innatamente es dolor constante, y según dicen las malas lenguas vive en el punto más sensible del cuerpo: en el sexo (diría Freud), en la razón (diría Kant) o en el corazón (diría Corín Tellado).
La muerte, como una próxima acompañante, es imposible no querer bailar un rato con ella. Y por ello los poetas la enamoran hasta obsesionarse con aquella figura mística y embriagadora con vestimenta oscura, que no evita sentir toda su sensualidad expirándole por su contorno de ensueño.
Los poetas mueren antes que cualquier otro escritor, por su terrible necesidad e inconformidad frente al mundo, esto los vuelve viejos e intolerantes, desgastando así sus ya desquebrajados nervios. Mueren jóvenes, en apariencia, pero más viejos que cualquiera. Ven a la vida como una corriente continua y fluida de involuciones.
Eso a cualquiera vuelve viejo.
Hay poetas que dejan de escribir un tiempo para dejar de morir, otros empiezan a hacerlo para entregarse a las puertas del inframundo.
Ven al mundo con ojo crítico y tratan de arreglarlo basándose en reprimendas, si no lo logran buscan hablarle y aconsejarlo, y siguen sin lograrlo. Por último terminan escribiéndole y describiendo sus defectos, como quien termina con una novia o como cuando se firma el divorcio. Se dice que ya no importa, pero describimos analítica y concienzudamente cada defecto de la contraparte.
Los poetas mueren desde que empiezan a escribir; su agonía es el ocaso de una vida-muerte que desde hace mucho estaba planeada. Como el francotirador que asesina el presidente y después se da un tiro cuando su esposa le grita que le ha sido infiel y que encima ha recibido la recompensa por su cabeza.

Angel Elías

Comentarios

Anónimo dijo…
HAY USTÉ NO SEA TAN CRUEL CONMIGO QUE DE POR SI YA ME SIENTO VIEJA!!!
Alejandro dijo…
Fue un tal Kaufman, en EEUU, el autor de ese estudio. Lo sé porque estaba buscándolo en la red y caí por estos lados. Saludos!!

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