Ficciones

A mis espaldas cargo la expectativa que da el buen gusto. ¿Acaso no se puede aspirar más allá de los límites, con sonrisas y buenos días? No hay mucho que imaginar, casi todo está a la vista. Solo descubrir, navegar, esperar a que las cosas cambien y el viento sople a nuestro favor. 

Ella sopla a mi cuello, en la espalda, y todos lo ignoramos. 

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Los días pasan, de poco en poco. Es misterioso mantenerse en el anonimato de las letras y los gestos. Atrincherarse en las palabras. Es hermoso cantar victoria desde la derrota.

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Escribiendo, no conoces las palabras que pronuncian mi silencio. Es que nadie lo pude saber.  A veces creo que yo tampoco, pero me divierto con ese malabar de ideas infundadas y sueños inalcanzables. Todo a unos suspiros de distancia.

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Vamos, sube a la capacidad de soñar, de devolver sonrisas, de conocer causas perdidas, sé que las adoras, que tu intelecto llega a resolver sueños y a lo mejor construir realidades.

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Los algodones de azúcar salen entre tu cabello, negro, intenso y revuelto como los ríos más hermosos del planeta.

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Las palabras corren y se escapan entre los pasillo que separan nuestros sueños. Nuestras conversaciones no duran más allá de dos minutos, algo hace que las ideas sean confusas, por lo menos para mí. Hay algo que me alegra el día, un par de borrones y otro poema.

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Y si todo fuera real, estas palabras, creo fueran solo ficción.

Ángel Elías