Al final de los días nos damos cuenta que las cosas no varían
mucho con el paso del tiempo. Este fin de semana se armó el desfile de fantasía
de una entidad bancaria en el país. Y aunque
no soy muy seguidor de esas actividades, sí lo pude ver de manera breve por
televisión.
Al ver pasar un sinfín de carrozas alegóricas a la navidad,
frostys y renos de narices rojas, junto a caballos peruanos y bailadoras de
flamenco, me pregunté. ¿Dónde está Guatemala? En ningún lado del desfile. Este país
fue desdibujado de manera bárbara. Simplemente no existió. El desfile fue una
alegoría extranjera a iconos nórdicos y euronorteamericanos en un país
tropical.
Se nota que se tomaron el cuidado necesario para no colocar
algo guatemalteco dentro del recorrido. Y
si lo colocaron fue totalmente ninguneado por caballos y flamenco, en clara
alusión al sueño de volver a ser colonia española.
Y es que esa es la realidad de este país, no existe
identidad como tal. Porque los habitantes son producto del consumo y de la
globalización. Entonces se ven fenómenos como este, donde los chiquitos crecen
pensando que Santa Claus existe, sueñan con hacer un muñeco de nieve y celebrar
el día de acción de gracias. Entonces dibujan un país irreal, poco acorde a lo
que se vive en sus alrededores.
Al final se crea un país inexistente que no coincide con el
que en realidad es. Este desfile solo devela la animadversión que tiene el sector
privado por lo guatemalteco. Ni un solo color guatemalteco sobresalió en el
desfile que quieren sea el sello de la guatemalidad.
Es una copia de desfiles extranjeros con el que tratan de complacer
el espíritu malinchista de ciertos sectores. Porque para muchos, eso es
Guatemala, la creación fantasiosa de lo que no existe.
Las nuevas generaciones crecen con esto en la cabeza, con
desfiles de hadas, magos, duendes,
gnomos y flamenco, se ven sumergidas en la alucinación construida para suavizar
la realidad del país.
El problema entonces radica en que esas generaciones
desconocen la realidad nacional, y cuando se acercan a ella la ningunean. Por eso
vemos muestras de clasismo, discriminación y racismo en países como este.
¿Qué es un país grande? A lo mejor sí lo es, pero no lo es gracias
a todos los guatemaltecos que se aíslan en fantasías primermundistas. Es grande
simplemente porque a pesar de los problemas que tienen sigue a flote,
extrañamente.
El desfile solo viene a ser el reflejo de lo que es el
guatemalteco medio, una clase de chapín aspiracional que reniega sus orígenes y
pretende con un toque de magia navideña sentirse un poco más extranjero y menos
nacional.
Ángel Elías
Comentarios
Saludos amigo,