Un post inusual

Crónica de los amores efímeros II

Has de saber,
Que nada de lo que digas puede ser usado en tu contra.
Que nada de lo que sueñes, no se te podrá cumplir.
Que cada deseo tuyo es una ley universal.

Foto: www.ojodigital.com
Y he vuelto a verla, una vez más el destino me ha jugado de una forma que no esperaba. En ese juego, que ya casi había olvidado. Ella ha regresado por unos días. Y ese cajoncito de recuerdos se ha llenado una vez más.

Entonces las tardes ya no se saben igual. Saben a ella. Saben a cocoa caliente, a mesa en la Palace. Y me satisface tenerla por pocos días de vuelta. ¡Ah…! como son las cosas, sin más ni más, el destino te da otra oportunidad. Muy fortuita y breve, pero oportunidad al fin.

Y la veo, y la siento, y la aspiro, como un colegial, que por primera vez, observa detenidamente el amor. Y sonrío con su sonrisa, y me entristezco con su incertidumbre. Una incertidumbre que en mis manos no está solucionar. Por un lado, una respuesta positiva a su incógnita, la hará partir para siempre. Por otro lado, una negativa, no debe existir.

En ese dilema de contradicciones, donde la felicidad está resumida a unos cuantos días. ¿Qué es la felicidad, sino la búsqueda de lo que al ser humano hace feliz?

Ella y su felicidad me llenan, aunque corra el riesgo de no volverla a ver. Simplemente en este mundo las cosas no son tan completas. Pero esa felicidad de ver al futuro, debe ser el aliciente para continuar.

Y ahora, -le dije –¿Hasta dentro de veinticinco años?, al ver mi desilusión dijo -Entonces dejémoslo a ocho.

Su vida en este país está en cuenta regresiva. Y su destino, su gran destino, está llegando más lejos que sus sueños.

Has de estar lejos
Pero no ausente
Tu alegría no lo permite.

Se puede ver
A pesar de los millones de silencios
Que hay entre nosotros
Esa sonrisa
Reflejada en el cielo.

Millones de ausencias
Y silencios
No nos pueden separar
Lo suficiente
Como para olvidarte.

Así es, ella, deja al poeta, al hombre de este lado del mundo. Con el destello en sus ojos, como el mejor de los regalos. Es que acaso hay algo mejor que recordar esa luz que irradia su mirada, o el improvisado paseo casi hasta su casa. O el regreso sorteando postes y sonriendo ingenuamente ante cada detalle de la calle.

No se puede negar que ese estado de inhibición de la realidad, provoca cierta euforia un tanto narcotizarte. ¿es malo sentirse así? ¿es malo, querido lector, dejar por unos días el despotrique social, para compartir lo que nos hace felices?

Debiese haber una ley, si es que se pudiera regular, que nos garantizara ser felices por un día al año. Y compartirlo con el mundo.

Desde aquel día
El aeropuerto
Se volvió mi casa
Y el sonido
De los boengs
La rutina de cada mañana.

Han sido amaneceres
Y anocheceres enteros
Frente a la ventana que da a la pista
Esperando
Verla
Con su abrigo azul,
Las maletas
Y mi corazón latiendo.

Amigo lector, espero comprenda mi situación. Tan inusual para este blog. Rompí con dos de mis grandes reglas. Hablar de cosas muy personales, y escribir poesía, espero me disculpe. Pero no me arrepiento. Debía compartir mi felicidad con usted.

Ángel Elías