La ironía, esa dama sutil que es incomprendida. Guatemala es
una sociedad muy seria. Se toma muy enserio su existencia. Le cuesta aceptar
que la vida es una ironía completa. Le cuesta reírse de sus problemas, de sus
creencias, de su forma de vida. Es una formalidad rara y seria que aturde
muchas veces. Es una lástima que Guatemala no sonría más.
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Todos los días camino entre charcos hechos de miseria humana
e indiferencia de tercer mundo. Ese espacio de borrachos y prostitutas. De cantinas
y de niños escupiendo miseria, inhalando pegamento. Todos atraviesan el espacio
presurosos. Como buscando la oportunidad de salir de allí lo más incólumes posibles.
Dentro de una cantina se desarrolla una historia de amor. Un
hombre conversa con una mujer vestida con traje típico. Ambos ríen, la mujer de
una manera más tímida. Aquel hombre la toma por lo brazos y la traba de besar. Ella
no se deja, solo se ríe entre su rebozo. Ella atiende el lugar, sirve cervezas
todos los días, no importando si es lunes.
Los arrumacos se hacen cada vez más intensos mientras la
noche captura la calle iluminada por faroles de buses y luces de taxis. Un grito
hace que la magia se rompa. Es su jefe que la anda buscando. La mujer le da un
empujón a su enamorado y se mete a la bodega por más cajas de cervezas. El deseo
queda impregnando el aire, hasta el siguiente día.
Ángel Elías
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Un abrazo.