No dedicaré a enumerar los graves problemas que la derecha intransigente,
retrógrada y arcaica guatemalteca ha dejado a Guatemala. Por una razón,
sencilla y explicable: detallar por qué
la derecha guatemalteca es un fósil viviente, es como tratar de explicar que un
elefante tiene una nariz grande, es obvia.
Más de 400 años de explotación le ha dado a la derecha en un
lugar privilegiado para exprimir poco a poco cada uno de los recursos del país.
La historia y la economía lo dice, el
95% de la riqueza del país se alberga en pocas manos, eso no es un secreto. El
pensamiento de la clase tradicional de Guatemala se basa en el desprecio,
racismo y ambición desmedida hacia los recursos de Guatemala.
La izquierda tiene una deuda en Guatemala. Simplemente no
representa el pensamiento general de la población guatemalteca, con poco menos
de 10 diputados en un congreso de 158, simplemente dice una cosa, tiene algo
que no convence.
¿Pero qué tiene que hacer la izquierda para que los
guatemaltecos crean en ellos? Cambiar. La fórmula es simple, deben dejar el
mismo juego político de la derecha, aunque les cueste poder político, con esto
poco a poco recuperarían el apoyo de la población. Después de 20 años de la firma de los acuerdos
de paz, tener tal cantidad de diputados en el Congreso, es casi penoso.
A la población guatemalteca, la izquierda guatemalteca les
parece un bicho raro que simplemente espera el momento para saltar al poder y
hacer lo mismo que la derecha. Los guatemaltecos no confían en la izquierda
porque no tienen motivos para hacerlo.
-Por ese malicioso pecado de generalizar
diciendo guatemaltecos, me refiero a todos aquellos que por su cabeza no pasó
siquiera la posibilidad de votar por los movimientos de izquierda-.
La izquierda en Guatemala es inexistente, extinta y
romántica. Muchos de los discursos se quedaron entrampados en la década de 1970
cuando todavía el muro de Berlín existía. Claro no hay más argumentos que sustenten
a este movimiento que agoniza desde hace rato por no cambiar el discurso.
La población indígena, que podría en el momento de decidirse,
cambiar los destinos del país con su voto (si tan solo tuvieran una opción por
quien votar), no vota por la izquierda por una razón, no comparten agenda ni visión de mundo. Prefieren mantener el voto duro por los regalos, por las frases y las canciones
ya que la izquierda no logra sostener su discurso y acción coordinados.
La izquierda tiene un reto que no ha comprendido, deben
entender cómo es la dinámica de los
pueblos indígenas. Cuál es el tipo de
gobierno que busca la comunidad maya guatemalteca, se sorprenderían al saber
cuáles son sus opciones para cambiar los rumbos.
Claro, eso tiene un costo político con el mundo occidental.
Darle poder político a los pueblos indígenas es impensable, más aún si estos
cuestan puestos.
Al final la izquierda y la derecha pareciera que tienen el mismo trato hacia el indígena, quieren ser los padrinos de un ahijado que hace mucho que ya
no vive en la casa.
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