Guatemala de Clase.

Guatemala todavía es un país clasista. Se manejan muchos estereotipos caducos y prejuicios absurdos. Claro que en este país, se debe encajar dentro de un molde para pertenecer a él. De allí que se crea que todas las personas que estén tatuadas sean delincuentes. O que los canchitos son más inteligentes que cualquiera.
Es que Guatemala por mucho tiempo fue ninguneada, denigrada y pisoteada en su dignidad. Y por ese sentimiento derrotista se piensa erróneamente que todo lo de fuera es mejor que nosotros.
Entonces para ascender en esa enredadera de conceptos errados, se debe cumplir ciertos estereotipos. De lo contrario uno no puede ascender de nivel social. Ascenso que lo da dos cosas: el físico o el dinero. O se es agraciado, o se tiene la plata para desviar la atención. Y en este país, o se tiene clase social o no se es nadie. Entonces los de la capital, ven de menos a quienes son de departamentos. Y los de departamentos ven con diferencia a los de pueblo y así sucesivamente.
En el peor de los casos, la clase, se diferencia en algo tan tonto como el color de piel. El blanqueamiento colonial, diría un buen amigo antropólogo. Mientras más blanco se sea, más nivel social y aceptación se tiene. Desafortunadamente, el hombre como animal social busca su aceptación; entonces ese blanqueamiento se hace inminente. Otro caso, sucede la trasculaturalización, se necesita adoptar normas y costumbres de la clase dominante para no ser apartada de ella. Entonces, el guatemalteco, ve al indígena, como parte del paisaje, de la postal. Pero reniega de sus orígenes.
Las clases sociales en Guatemala aculturizan. Necesitan hacerlo para apartarse de las esferas o niveles inferiores.
Las clases sociales establecen sus propios estereotipos. Razón por la cual en muchos lugares me siguen los guardias de seguridad. Probablemente porque no entro dentro del concepto de normalidad, o en este caso de la clase social que debo proyectar. Esto sucede a menudo en Centros Comerciales, Galerías de Arte y en Centros Culturales. Y que esto no se escuche a queja, porque me es muy útil para mi estudio social. Y a veces hasta me divierto con esa persecución casi sin sentido.
Entonces me doy cuenta que no encajo en el prototipo de normalidad que manejan los guardias de seguridad. Y me conforta. Sé que mi trabajo de no-pertenencia es fructífero. Pero tampoco es un trabajo contracultural declarado. Simplemente, no coincido, conciente o inconcientemente, con los moldes sociales.
Las clases sociales en Guatemala, probablemente sean de épocas coloniales, cuando el indígena ocupaba la posición más baja en la escala social. De allí se entretejen los estereotipos.
Entonces los doctores deben parecer doctores y los campesinos deben ser indígenas. Cuando algo en ese concepto no coincide, se cae el mundo y parece incoherente.
Y siempre estuve peleado con ese concepto. No podemos dar el beneficio de la duda, antes de poner el estereotipo. ¿Cuál es el estereotipo del poeta?
Ciertamente, en este país de clases, se debe pertenecer a alguna. Si se es joven se debe ser parrandero y borracho. Si se es viejo, talvez verde. Pero estos siguen siendo estereotipos aunque muchas veces se cumplen.
Hablando del comportamiento social muchas veces es impuesto por la clase económica. Entonces, aunque no se tenga la plata, con aparentarlo, es más que suficiente.
Sobre la inteligencia, eso no da clase, ni mucho menos es cool.
Ángel Elías