Es posible. Y no es que se una idea totalmente descabellada,
sino algo que puede parecer posible. En este país que se ha visto muertos
votar, esto no es tan extraño. Se los pongo así:
La salida de Alejandro Sinibaldi del partido oficial fue
estrepitosa y categórica, -No me junto con esa gente-, dijo; aunque siempre
recibió beneplácitos del partido de gobierno cuando estuvo en el turno, eso no cabe duda. Ahora no tenía alternativa,
tenía que irse para sobrevivir.
El partido oficial se encuentra cayendo en el abismo, cavado con los
problemas que ellos provocaron y saben que es imposible ganar en las
elecciones con el nivel de animadversión que mantienen. -Bueno, muchachos, y si
nos peleamos con Sinibaldi para que se vaya a otro partido y que se lleve a nuestros diputados para que en caso de ganar tengamos expatriotas en
el Congreso-. Sinibaldi se fue con algunos diputados y peleado.
La política es ambiciosa, en mi pueblo a eso le dicen, no
poner todos los huevos en la misma canasta. Sinibaldi necesita crecer en
credibilidad y apoyo en los meses que faltan para llegar a las uranas, ascender rápidamente para alcanzar la
segunda vuelta, y en el mejor de los casos aunado a un posible resbalón de Sandra Torres o Manuel
Baldizón. -Ahora me paso al otro lado de la
palestra y tiro balas al muerto. ¿Entrar en la Une? Hay que hablar de negocios-.
Un hipotético apoyo de Portillo le daría suficiente fuerza para
acaparar votos a su favor, que en el mejor de los casos le haría llegar a
segunda vuelta, justo para competir con Manuel Baldizón. Ahora viene la
pregunta clave, ¿Por quién votaría el electorado capitalino, informado y
aparentemente pensante? ¿Por Baldizón o por Sinibaldi? Ven por qué pienso que
puede repetir el partido de gobierno. Veremos si eso le alcanza.
Las habas se cuecen a fuego lento y mientras los ataques se
mantengan sobre un gobierno que no tienen nada más que perder, la aceptación de
Sinibaldi va a crecer, y esperan que sea lo suficiente como para gobernar otra
vez. Un buen ataque por dos frentes. Mientras tanto sigan sonando bocinas y
cacerolas, que mientras más bulla exista, menos se escuchará el sonido de los
tambores del retorno.
Ángel Elías
Comentarios