Angel Elías
Hay días en los que ella, no está. Que la lluvia cae sin cesar. Y la veo venir bajo una pasarela con un montón de desconocidos que al igual que yo, reniegan su suerte. En estos días que camino en por los jardines del Teatro Nacional o subo a su terraza y me veo nuevamente ausente.
Porque allá abajo, como hormigas la gente pasa sin rostros, sólo con penas y prisas.
Y me veo igual, con las mismas ropas, con los mismos amargos tragos, y los mismo zapatos. Porque no hay nadie a quien cumplir una sola noche de liquidez.
Entonces las causas se unen para provocar reacciones. Se unen en un sólido llamado de necesidad.
Esos días necesito escribir poesía. Como una explosión de mariposas en un aleteo de pájaro. Para que broten cada una a una sin necesidad de llamarlas.
Ese sentimiento como el inicio de la poesía. Una terrible necesidad de llenar o vaciar, según sea el caso, toda el alma en una página. Que se desagüen cada retazo mal cortado de la vida.
Entonces en esos paseos, es esos suspiros, en esos atardeceres solitarios, me doy cuenta que toda la poesía del mundo no hará que ella vuelva.
Porque la veo continuamente, en la parada, en la casa, en la avenida. La veo con otro semblante, con otra vida. Como esa poesía que nunca me perteneció.
Entonces su desaparición toma forma. Una forma extraña y lejana. Como un arcoiris visto desde arriba.
Y la poesía no llega. No sale. Porque necesita inspiración, una dosis de placer y poco dolor. Los buenos versos no nacen de la buena vida, ni mucho menos en las mejores condiciones. Necesitas ese estado bucólico para cerciorarte que te saldrá algo decente.
Entonces, una chica, un beso, una despedida, una desilusión, un pensamiento fugaz son una de parte de la chispa que enciende la inspiración.
Pero otras veces no es suficiente.
Porque necesitas una mano cálida, un atardecer en el pueblo, la sonrisa de una niño, el murmullo del río en el bosque o el canto de las aves al ocaso para entender y descifrar el idioma poético de la naturaleza.
Los días que quisiera escribir poesía, ella no está, no aparece en la punta del lápiz.
Y realmente extraño escribir algunos versos, cuando lluvia sigue imparable.
IV
No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la humana ciencia no descubra
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a do camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía!
Gustavo Adolfo Bequer
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.
Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!
Mientras la humana ciencia no descubra
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a do camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa
¡habrá poesía!
Gustavo Adolfo Bequer
Comentarios
ABANDONO
¡Qué dulce dolor de ancla
en el corazón sentías!
Tu corazón reteniendo,
duro coral, mi partida.
Ahogada en amor, tu amor
como un mar me sostenía.
Altos vientos me empujaron
solitario a la deriva.
Si mi nave se fue lejos
más profunda quedó hundida
tu dura rama de sangre,
rota el ancla de mi vida.
Solo, entre las grises nubes
que mis sienes acarician,
sin ti voy por entre nieblas
recordando tu agonía.
Manuel Altolaguirre.
La poesía llega con el arrebato del espíritu que, deslumbrado frente a la inspiración, va transformando esas experiencias comunes en ninfas y musas de excelso significado. He leído por ahí que "Todo mundo puede escribir versos sin ser poeta, sólo el poeta, podrá no escribir versos y serlo". Aristóteles dijo: "Con un sólo toque del amor, todos se vuelven poetas", refiriéndose a la necesidad de la inspiración para escribir poesía. Totalmente deacuerdo con lo que ustedes dicen que si no se puede escribir poesía, bien puede leerse y disfrutarla al máximo. Jordi Bosch Cuenca, un maestro catalán, dice al respecto: "Mi placer al leer los grandes es que ahí encuentro muchos más fragmentos del alma que se me rompió al nacer". A Jordi no le preocupa ser la semilla, él prefiere ser la tierra fértil donde la poesía pueda germinar y llevar muchos frutos.
Saludos desde Ixcán, tierra del maíz.
saludos a todos
Saludos.
César Olivares.
(Perú)
www.cesarolivares.blogspot.com