Cuando llega septiembre, quisiera que los días fueran normales, pero no lo son. Hay en el ambiente una estela cargada de optimismo infundado. Como aquel individuo que sale de una charla motivacional para vender más. Sabe que todo lo que le dijeron es una mentira muy elaborada, pero aún así quiere creerlo. Es muy similar lo que sucede con el guatemalteco. Pensamos que con el simple hecho de colocar una bandera en el carro cambia el país. O en todo caso con organizar marchas militares demostramos un fervor patrio, que lo tenemos escondido en el patio trasero de la casa todo el resto del año.
En realidad. Nos gusta mentirnos. Pensar que es así de sencillo construir la patria, pero un proceso más complicado. De más esfuerzo y sacrificio. Ahora eso de la independencia fue un simple acuerdo entre la clase criolla explotadora. Un cambio de manos y de explotación. El quince de septiembre es una broma de mal gusto. Y sus redoblantes una alusión a nuestra incomprensión por la historia.
Nunca me gustó la celebración del 15 de septiembre, todo fue siempre una farsa elaborada, para qué ¿Quién sabe? Este año no fue la excepción de ninguna manera. Toda bulla, toda fiesta, pero nada más. Una mentira elaborada por el sistema para confundir a las masas. Se reparte fervor patrio a todos lados, personas en cualquier lado pretenden que la patria se construya en 15 días, previo a la celebración de la quincena.
Pero es mentira. Nada se construye en tan poco tiempo, para luego destruirse, una vez pasada la euforia.
Porque todo vuelve a lo que fue una vez, el silencio por la patria y el desconocimiento de su valor. Aunque debemos aceptar que la concepción de patria es un juego político post-feudalista que ayudó para que no salieran huyendo del señor feudal.
Septiembre llega con sus redoblantes y sus panderetas; ese estridente sonido de represión juvenil que se va en el peor de los silencios. Porque ese fervor patrio se guardada hasta el otro año, cuando sirva en otras comparsas y desfiles marciales.
Pareciera que el guatemalteco la única música que conoce es la de las bandas militares. Y es evidente que después de tantos gobiernos miliares, sea lo único en lo que piensan. Y confundan tontamente, el fervor patrio, con el sonido desencadenado de redoblantes y bombos.
De allí parte nuestro error como nación. No la concebimos sin exageraciones. Y en este caso este es el peor de todos. Se celebra una independencia que nunca existió.
Y la escena se repite cada año. Sin excepción alguna. Todos salen a correr antorchas, hacer caminatas y competir por quién construye la ficción más cercana a la realidad. Que total no pasa a ser más que eso, una simple ficción para no sentirnos mal.
Ángel Elías.
En realidad. Nos gusta mentirnos. Pensar que es así de sencillo construir la patria, pero un proceso más complicado. De más esfuerzo y sacrificio. Ahora eso de la independencia fue un simple acuerdo entre la clase criolla explotadora. Un cambio de manos y de explotación. El quince de septiembre es una broma de mal gusto. Y sus redoblantes una alusión a nuestra incomprensión por la historia.
Nunca me gustó la celebración del 15 de septiembre, todo fue siempre una farsa elaborada, para qué ¿Quién sabe? Este año no fue la excepción de ninguna manera. Toda bulla, toda fiesta, pero nada más. Una mentira elaborada por el sistema para confundir a las masas. Se reparte fervor patrio a todos lados, personas en cualquier lado pretenden que la patria se construya en 15 días, previo a la celebración de la quincena.
Pero es mentira. Nada se construye en tan poco tiempo, para luego destruirse, una vez pasada la euforia.
Porque todo vuelve a lo que fue una vez, el silencio por la patria y el desconocimiento de su valor. Aunque debemos aceptar que la concepción de patria es un juego político post-feudalista que ayudó para que no salieran huyendo del señor feudal.
Septiembre llega con sus redoblantes y sus panderetas; ese estridente sonido de represión juvenil que se va en el peor de los silencios. Porque ese fervor patrio se guardada hasta el otro año, cuando sirva en otras comparsas y desfiles marciales.
Pareciera que el guatemalteco la única música que conoce es la de las bandas militares. Y es evidente que después de tantos gobiernos miliares, sea lo único en lo que piensan. Y confundan tontamente, el fervor patrio, con el sonido desencadenado de redoblantes y bombos.
De allí parte nuestro error como nación. No la concebimos sin exageraciones. Y en este caso este es el peor de todos. Se celebra una independencia que nunca existió.
Y la escena se repite cada año. Sin excepción alguna. Todos salen a correr antorchas, hacer caminatas y competir por quién construye la ficción más cercana a la realidad. Que total no pasa a ser más que eso, una simple ficción para no sentirnos mal.
Ángel Elías.
Comentarios
Es interesante el tema porque yo marché un par de años en diversificado y al menos en mi caso, eran las patojas y la bulla lo que me gustaba, el fervor patrio no tenía ni rosca que ver con las actividades, creo que el caso de los "antorcheros", es similar, es más por novelería y lucirse con las patojas, que por la fecha.
Ese es un día de vacaciones. El descanso es más patria que España.
Desde luego este post si hace honor al título del blog.
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Saludos.