Al llegar a la parada del bus, la vi. Con una chaqueta azul y una bufanda roja. Llovía fuertemente en la ciudad. Me había atrasado unos minutos porque mi jefe me pidió unos informes a última hora. Es costumbre de los jefes hacer ese tipo de cosas. A veces pienso que lo hacen para fastidiar a sus trabajadores. Por lo tanto sabía que tenía que esperar unos minutos en aquella parada. Ella parecía alguien agradable. Aunque su rostro tenía un extraño gesto de lejanía. Todos en esta ciudad están ausentes. Pero ella lo estaba un poco más. Siempre lo he dicho, las chicas bonitas no se meten a problema con tipos como yo. Ella me sonrió, y volvió a su lejanía. Me le acerqué y le pedí un cigarrillo. Realmente pudo ser cualquier cosa, a pesar de que no fumo, no quise parecer mojigato o tonto pidiéndole la hora. He visto que así lo hacen en el cine.
No tengo, pero… tengo frío, respondió. No me esperaba esa respuesta. Si solo había pedido un cigarrillo. Aunque cualquier cosa es buena para hacer conversación. ¿Va para Lomas?
Solo un poco, responde. Ciertamente es muy extraño. La gente suele ser demasiada extraña en estos días. ¿Y trabaja cerca…? yo acá a un par de calles. Allí donde ve el rotulo de Coca Cola. Ella sigue con sus respuestas, Ya casi llego, aunque no tengo prisa… ¿usted tiene prisa para seguir hablando?
Las mujeres bonitas tienen un poco de locura. Belleza-Locura rara. Pero, eso, a no hacer conversación, opté por mantener tan extraña charla. Y aunque nunca había tenido una plática tan anormal, la chica me parecía atractiva como para no seguirle la corriente. ¿y usted tiene frío? Me dice aquella mujer. El suficiente, como para no comer, dije solo para saber su reacción. Sonrió. Vi entonces que su sonrisa era la más linda que había visto. Y no se rió como una desquiciada. Solo sonrió. Eso me dio un poco de alivio.
¿Quiere ir a mi casa? Tengo la cena lista. Solo si pasamos llevando mi gato… respondí, es que se siente muy solo cuando no llego a mi apartamento. Mientras decía esta frase, que pudo parecer atinada a nuestro juego, sabía que no podía hacerme el interesante ante tan provocadora invitación. Pero, qué demonios, el gato puede esperar, le respondí.
Entonces todo listo, lo espero en mi casa para comer, tengo una botella de champagne que nos espera… algunas velas y música ligera.
¿Puedo llevar algo para comer?
Suficiente con que llegue, me responde pícaramente.
La lluvia continuaba en aquella ciudad. El bus donde ella abordará se estaciona. Te espero en mi casa, me dice, no sin antes dejarme su dirección en un papelito. Se sube y me deja un beso en el aire.
Veo la dirección y espero el siguiente bus para alcanzarla. Se llama Adriana, lo dice también su improvisado papel. Adriana, repito. Espero no se me olvide al llegar a su puerta. ¿Qué diré? Hola Adriana, soy el tipo de la parada, venga a hacerte el amor. Je… puede que ni se llame Adriana. Hay gente loca en este mundo y mucha gente más loca que le sigue la corriente.
Tres horas más tarde en una habitación. Hay dos personas, una de ellas es Adriana, está fumando después de un poco de sexo. Se levanta intempestivamente y le pregunta a su compañero
Mañana, ¿A qué jugamos?
Ángel Elías
Comentarios
Saludos
Fijese que a usté sí que le saldría ese post!