El tema de los impuestos saca el peor salpullido a los
chapines. La clase media trabajadora y dependiente, como la llaman los
expertos, para estos días presenta su planilla del IVA que los exonera de para
impuesto sobre la renta. Y claro, la clase media, mantienen la mediana economía
del país, pero eso no la hace mártir.
Muchos se lanzan a comprar facturas para justificarse y no
pagar impuestos. Otros llegan hasta el caso de conseguir exoneración completa y
que el estado les pague por no tributar. Eso sucede porque en este país la
cultura de la tributación es simplemente nula.
Los índices de corrupción llegan a tanto que las personas ya
no quieren pagar impuestos. Aunque para ser sincero, no creo que aunque el
índice fuera menor, la gente se lanzaría gustosa a solventarlos.
El asunto es que es tan corrupto aquel que desvía fondos
estatales como aquel que evade impuestos. Y no hay excusa posible para
justificar estos actos.
Sin embargo el chapín, muy acostumbrado a la comodidad de
hartarse la plata como quiera, no ha comprendido que la solvencia social para
señalar al gobierno comienza por pagar impuestos. El que habita estos suburbios,
mal llamados ciudades chapinas, se justifica diciendo que no pagará la
corrupción de este país, ni las comodidades de burócratas. Efectivamente, puede
que suene justo. Argumenta que como trabajador no tiene por qué financiar
jugosos salarios de piratas estatales. Creo que es una posición valedera.
Sin embargo, el estado no se compone solo de sueldos y
gustos extravagantes. El estado como tal es un sistema de salud que necesita
recursos, de refacción para infantes en edad escolar en lugares del país donde
el único alimento puede que sea la refacción escolar. Creo que parte de mis
impuestos llegan a estos lugares.
Una especie de responsabilidad social, en la que creo, y
supongo mucha gente a pesar de ello no la cree viable. Nunca he usado un
hospital público, pero hay personas que lo usan constantemente, pienso que parte
de mis impuestos llegan a comprar la poca medicina o la atención que de lo
contrario no existiera.
Efectivamente, se necesitan mejores servicios. La transparencia
en la ejecución del gasto público es urgente, pero tampoco puedo exigir si no
pago impuestos. Sé que el tema del dinero siempre es peliagudo. Que al final
las personas no quisieran pagar impuestos y usar carreteras, por ejemplo, pero
eso no es posible.
Ahora bien, con la reforma tributaria, la clase media pagará
sus impuestos sin piar. Pero los protegidos de este gobierno perezmolinista y
lacayo, hará que quienes son los ricos, paguen menos. Eso creo debe ser la gran
discusión.
Este gobierno está, injustamente, explotando a la clase
media ingenua que lo llevó al poder. Esos mismos que pagarán impuestos y que,
en este caso sí, deberían estar disgustados por pagar los gustitos
presidenciales.
Ángel Elías
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