Por: Guillermo Paz Cárcamo
Rijlaj Mam -El Gran Abuelo- llamado Maximón, es una Divinidad ancestral, tan antigua como la existencia de los pueblos originarios mayas en Guatemala. El Gran Abuelo, fue creado por el Corazón del Cielo, por el Corazón de la Tierra, por los Creadores y los Formadores, en un momento singular de la creación del universo, de la humanidad.
Cuenta el Ajq’ij, Audelino Aq’ab’al, que en Popol Wuj se hace referencia al Rijlaj Mam, cuando se relata sobre en los instantes cuando despuntaba la claridad por primera vez y antes que los Formadores y Creadores hicieran al hombre. Estos deliberaron, acordando que debían aparecer los cuidadores de lo creado, se hizo a Saqik’oxol kaqik’oxol, a los Sisimit, a los Alux y los Mam y los Ixoqaajaw, abuelos mayores o más antiguos, creados de Tzite’, quienes son los encargados de cuidar los árboles, las milpas, las personas, a los pueblos, desde los cuatro puntos cardinales.
Al crearse los Mam, fue dada a la existencia el Gran Abuelo, revisa la anterior línea el Rijlaj Mam, de quien la tradición dice que fue el primer Ajq’ij, o sea, el primer sabedor de la esencia de las cosas y del tiempo; depositador, observador y contador del tiempo, esto lo podes poner arriba que es el compendio de todo lo visto y no visto; le fue dado el don de intermediar entre lo terrenal y los Dioses por sus facultades de conocer el pasado, ver el presente y predecir el futuro y por sus conocimientos de la cosmovisión, de la espiritualidad, de la cultura, de las energías y sus intensidades que rigen a los seres y al universo.
La tradición también dice que el Gran Abuelo –Rilaj Mam- luego de enseñar a las gentes sobre el tiempo y cómo debe de estar equilibrado en la faz de la madre tierra, se fue a la montaña, quemó su pom, hizo sus invocaciones ceremoniales, tomó miel fermentada y desvaneció en la atemporalidad; no murió como mueren los seres comunes, porque era un guardián, una entidad, por eso simplemente se diseminó cuando había cumplido su misión en ese tiempo histórico.
Según narra el Ajqi’j Aq’ab’al, el Rilaj Mam volvió a la visión de los pueblos en la época de la invasión española, cuando los invasores comenzaron la esclavización de los pueblos y la iglesia mostró su infinita intolerancia cuando, a sangre y fuego, trató de destruir las milenarias manifestaciones de espiritualidad del pueblo maya. Escribe el Ajqi’j Aqa’ba’l:
La gente de ese entonces se puso de acuerdo para llamar a su espíritu. No tardó mucho tiempo, se dio a conocer por medio del árbol sagrado llamado Tz’ite’. Les fue dicho que de este árbol debe ser su cuerpo para que retoñe para siempre. Así fue como fue hecha la figura del Abuelo…para que la población pida protección por el sufrimiento que pasaban…
Muchos siglos han pasado desde aquella aciaga época, 500 años, tiempo en el cual los pueblos originarios siguieron sufriendo los embates de los colonizadores españoles y la ladinidad, para desaparecer de su memoria todo el vestigio de su cosmovisión.
Hubo períodos en que la invocación al Rijlaj Mam fue perseguida con saña y muchas veces pagadas con la vida de los Ajq’ija’ a manos de la “Santa Inquisición”, institución fundada y regida y practicada por la iglesia católica con el fin de implantar, a sangre y fuego de la hoguera, destierro, ostracismo y escarnio la no creencia y obediencia a sus ritos y a los pagos alcabalas, diezmos, primicias y hasta derecho de pernada a esa institución.
Hubo y hay períodos en los cuales la se atenúa la persecución de la iglesia por la tenacidad de la creencia de las comunidades, pero no cesa. Es en esos lapsos, donde los curas se ven obligados a convivir con el Rijlaj Mam, haciendo malas caras, gestos de desprecio y dándose golpes en el pecho ante la impotencia de hacer desaparecer del alma de los creyentes, la creencia en Maximóm.
El Rijlaj Mam es muy anterior a Jesús, no solo en el alma de la gente, sino que también en el tiempo. Como apuntó el Ajqi’j Aq’ab’al y consta en el Popol Wuj, el hoy llamado Maximóm fue creado cuando los Creadores y Formadores le dieron vida a la tierra; y todavía no aparecía el sol, en la oscuridad, crearon a los Mam, seres destinados a cuidar de las montañas, bosques, ríos, animales y también de los hombres cuando estos fueron forjados de maíz por el Corazón del Cielo, por el Corazón de la Tierra.
En Santiago Atitlán vive el Rijlaj Mam, cuidador ancestral de los Tz´utujiles, Ajaw, que tiene una larga historia en defensa de la espiritualidad, de la sobrevivencia, salud y economía; de aliento en los tiempos de incertidumbre de sus habitantes.
Inclusive en el último gran escollo, el conflicto armado, fue Maximón quién le dio al pueblo de Santiago el pundonor y la fortaleza moral para resistir y finalmente expulsar al ejército represor de los linderos del municipio; fue un logro excepcional, único, que acabó con los asesinatos, desapariciones, extorsiones, violaciones y demás infortunios a que estaba sometida la comunidad Tz’utujil por la represión genocida practicada por el ejército de Guatemala.
A lo largo de toda esta historia de la vida del Rijlaj Mam hay un hecho, que año con año se repite a la vista de todo mundo, pero al mismo tiempo, guardando la esencia de su contenido ante esos mismos ojos. Muestra sutilmente la energía perdurable e inalterada de su poder místico y espiritual.
Esta muestra de sobrevivencia y poderío espiritual del Rijlaj Mam, se evidencia palmariamente durante la celebración, en el rito católico, de la Semana Santa y en particular, en el día de mayor solemnidad: el Viernes Santo.
En Lunes Santo es cuando inicia la Semana Santa, los cofrades llevan las prendas de el Rijlaj Mam a lavarlas y purificarlas en las aguas sagradas del lago de Atitlán, siendo que el Martes Santo se secan la prendas en el recinto de la cofradía, donde solamente están los cofrades encargados del ceremonial.
El día Miércoles Santo, El Rijlaj Mam es llevado de la cofradía hacia la municipalidad y por la tarde entra a su Capilla ubicada a un costado de la gran plaza donde también está la iglesia católica.
La gente acude ambos recinto en una especie de peregrinación, donde se van haciendo rogaciones tanto a las imágenes ubicadas en los costados de la nave principal de la iglesia católica, como en el interior de la capilla donde se encuentra el Rijlaj Mam.
En la arquitectura de la plaza hay aspectos que llaman la atención: para llegar a ella hay especie de entrada principal que desemboca a las calles de la ciudad. Para entrar o salir de esta entrada principal es necesario subir un graderío que lleva a la explanada. Para entrar a la iglesia hay otro graderío, todo lo cual da la idea que esta estructura se hizo suplantando una pirámide ceremonial donde se le rendía solemnidades a las deidades ancestrales.
Esto puede explicar el interminable conflicto por la posesión del espacio entre ambas visiones del mundo, en la divergencia entre la ritualidad católica y el ritual ancestral y particularmente entre la fe en Jesucristo y la fe en el Rijlaj Mam. Por lo menos así lo ha planteado durante centurias la iglesia católica y ahora también, las neopentecostales.
Tanto el Jueves Santo como el Viernes el Rijlaj Mam permanece en su capilla, donde multitudes llegar a visitarlo, darle presentes, hacer rogaciones y limpias de cuerpo y espíritu. El Rijlaj Mam permanece en el recinto suspendido en una asta de madera gruesa recubierta de vegetación, como acompañando en su camino a Jesucristo, quién es considerado un hermano de Maximón, un hermano menor a quien debe acompañar en su calvario, crucifixión y muerte.
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