La reforma educativa tiene varios problemas que aún no
quedan resueltos. Por un lado el gremio magisterial se pronunció a favor de la
reforma del currículo para la carrera de magisterio, dejando al desamparo a los
estudiantes que pensaron encontrarían una solución en el Sindicato. Sin embargo
no tuvieron eco. Cuando se revisa a conciencia el currículo de la carrera de
bachillerato con orientación en educación que propone el ministerio se haya una
serie de incongruencias a lo trabajado en torno a la interculturalidad. Simplemente
no existe. Es un bachillerato, no más, ni siquiera tienen una orientación en
educación, ya que según la ministra Del Águila ni siquiera podrán dar clases.
Entonces podemos decir que es una farsa. Los estudiantes y
los sectores involucrados se sienten manipulados y engañados con las supuestas
mesas técnicas realizadas durante el diálogo, porque según muchos profesores,
estas no fueron tomadas en cuenta.
Lo cual refleja un Ministerio intransigente frente a la
necesidad de sus estudiantes. Cuando vemos las cátedras que llevarán se nota
una seria deficiencia dentro del ámbito de la interculturalidad que ya se había
tenido avances en los últimos años. La carrera magisterial intercultural bilingüe
simplemente desapareció. Y con ella la cosmovisión de los pueblos originarios y
sus prácticas. En ello vemos como poco a poco las pericias coloniales de imposición
occidental se ajustan a la visión empresarial de la educación actual.
Y me temo que lo único que pretenden hacer es un grupo de
jóvenes poco pensantes para trabajar como mano de obra barata y calificada
medianamente. Pero este problema va más allá. Qué harán aquellos padres de
familia que viven en áreas rurales y que esperanza estaba depositada en que sus
hijos fueran maestros de primaria, tal vez no para dar clases, sino para
asegurarse un mejor trabajo, más allá de lo que les pueda ofrecer un
bachillerato.
Esos mismos padres de familia, que viven de sus cosechas en
aldeas de Guatemala y que la única alta escuela que tienen cercana es una
Normal y ahora ya nos les pueden ofrecer una profesión de calidad. Es
lamentable que el proceso de industrialización acabe de esa manera con los
sueños de los desposeídos. Y los más afectados seguirán siendo los campesinos
pobres a quienes se les quita la posibilidad de educación para sus hijos. ¿Acaso
la ministra cree que tienen dinero para costearse la universidad? ¿En qué
realidad paralela vive?
La respuesta de la ministra en muchas ocasiones ha sido, -que
busquen otra carrera –así de simple sería la respuesta y fácil si tan solo
fuéramos un país más igual y no con esos abismos en las oportunidades y que
ahora hace más evidente.
Creo en una reforma magisterial digna, pero no de esta manera.
Debe realizarse los cambios dentro de la educación, no cambiando carreras, que
al final tendrán los mismos maestros, sino capacitando a las personas que
impartirán los cursos. Todos sabemos que eso no sucederá así, porque se han
mostrado intransigentes para iniciar los diálogos.
Creo que al final esto será un gran negocio para quien se
ponga más rápido. Por un lado la USAC no se ha comprometido abiertamente a recibir
a los nuevos estudiantes, ni tampoco creo tengan la capacidad de albergarlos y
por otro lado se vislumbra un gran negocio para las universidades privadas.
Ángel Elías
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