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Los hondureños acudieron a la urnas para elegir presidente. (Foto: LaPrensa.hn) |
El vecino, pero no muy diferente a la realidad guatemalteca,
Honduras, está sumergido en un incendio de magnitudes profundas desde el 2009,
gracias la instabilidad política generada por sus índices de corrupción y autoritarismo
en sus recientes gobernantes.
En aquel entonces, el presidente Manuel Zelaya, fue
derrocado por un sorpresivo golpe de estado, luego de que anunciara su intención
de convocar un referéndum para lograr su reelección, cosa que Zelaya siempre
negó. Considerado como un pensante de izquierda, las alarmas sonaron y fue
derrocado por el ejército y la oligarquía hondureña; y una madrugada de junio
de aquel año, lo levantaron, y con la pijama aún puesta lo enviaron directo a Costa
Rica. El vicepresidente Roberto Micheletti tomó el puesto de Zelaya y terminó
su mandato.
La Constitución Política de Honduras prohíbe expresamente la
reelección de un presidente, por lo que ese intento de referéndum fue visto
sospechoso por la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Superior Electoral
y declararon la intentona como algo ilegal. Sin embargo, Zelaya desoyó la
ordenanza de la Corte y ordenó la distribución de las papeletas en todo el país
para la consulta. Las fuerzas armadas a través de su Jefe del Ejército Romeo Vásquez se rebelaron y Zelaya destituyó a Vásquez. Eso desencadenó que los
altos mandos del ejército renunciaran y desconocieran a Zelaya.
Las manifestaciones a favor de Zelaya se mantuvieron e intentaron
proteger al entonces presidente para que no dejara el poder. En el primer descuido,
cuando pensaban que el referéndum se realizaría, todo cambió.
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Estas elecciones en Honduras mantienen a la comunidad internacional pendiente. (Foto: TierrasDeAmérica.com) |
El Congreso declaró estado de sitio y se suspendieron las garantías
constitucionales. Continuaron las manifestaciones en contra del golpe de estado,
pero Zelaya fue expulsado de Honduras ya no pudo volver. Aquel 28 de junio,
Zelaya amaneció en Costa Rica. Países como Guatemala, El Salvador, Nicaragua y
Venezuela optaron por sancionar económicamente a aquel país y también fue
suspendido por la OEA, además se retiraron embajadores de la Unión Europea, algunos
fueron forzados.
Las palabras de Zelaya en aquel entonces fueron: "He
sido sacado de mi casa de forma brutal, secuestrado por soldados encapuchados
que me apuntaban con rifles de grueso calibre. Pero yo, hasta las próximas
elecciones de 2010, sigo siendo el presidente de Honduras. Sólo me puede quitar
el pueblo, nunca un grupo de gorilas".
El 22 de septiembre de 2009, Zelaya regresó a Tegucigalpa, capital
de Honduras clandestinamente y fue presidente en el exilio desde la Embajada de
Brasil. El 27 de enero de 2010 salió de su país hacia República Dominicana
donde permaneció hasta el 2011 cuando regresó a Honduras para incorporarse a la
vida política nuevamente.
Las elecciones presidenciales se celebraron en noviembre del
2009 y dieron como ganador a Porfirio Lobo. En el 2011, Zelaya funda el partido
Libre y así comenzó la búsqueda del poder, otra vez.
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Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras buscó su reelección. (Foto: www.lanoticia.hn) |
La crisis de ahora se deriva desde la inestabilidad de aquel
entonces. El actual presidente hondureño Juan Orlando Hernández, tampoco ha sido
garantía de un gobierno fiable. Figura mayor del partido oficial y de tinte
derecha y conservador, no ha logrado disminuir los índices de criminalidad que
tiene a Honduras con dos de las ciudades más peligrosas del mundo, Tegucigalpa
y San Pedro Sula.
A través de una resolución de la Corte de Justicia, que
tiene más dudas que certezas, Hernández logró postularse como presidente nuevamente,
contraviniendo a la misma Constitución y que para esta vez, se rumora que cambió
a conveniencia a los encargados de la resolución en la Corte. Por lo que sin
más explicación que un dictamen logró su candidatura. Sus opositores argumentan
que esta argucia fue tramada por el partido de gobierno para que Hernández no
fuera investigado sobre sus posibles vínculos con el crimen organizado y el
narcotráfico.
Partidos de la oposición se aliaron para no dejar que
llegara a la presidencia Hernández, liderados por Libre, el partido de Zelaya
logró poner a la estrella de la televisión Salvador Nasralla. Un rostro
conocido por los hondureños por dirigir un programa de televisión deportivo y
ser portada de las revistas rosas por casarse con una ex miss Honduras, Iroshka
Elvir.
Salvador Nasralla es descendiente de una familia libanesa y de madre chilena, es conocido como El señor de la televisión.
Su formación la tuvo en el extranjero y regresó a Honduras para ser conductor
de televisión y empresario. Su leve acento argentino ha cautivado a los
televidentes los últimos 30 años de la caja chica hondureña. Zelaya le apostó a
un candidato reconocido y que lo pondría nuevamente en el poder. Las encuestas
daban por ganador a Nasralla y los hondureños también. El discurso incendiario
y de corte social de izquierda hizo unirse a los promotores de las causas
sociales en Honduras y declararon que ya tenían presidente. Pero todavía faltaba
un capítulo en el drama.
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Salvador Nasralla es el candidato de la oposición y de la coalición coordinada por Manuel Zelaya. (Foto: laprensa.hn) |
El domingo 26 de noviembre fueron las elecciones y una
semana después, Honduras es otra. Lo que comenzó como una fiesta cívica, terminó
con un toque de queda, varios muertos y la inestabilidad de un país que no
encuentra la ruta.
Los primeros recuentos declaraban como ganador a Nasralla y
Hernández en un segundo lugar, los datos muy ajustados. El conteo no terminaba
y un “apagón” del sistema dejó en vilo el conteo. Cuando volvieron los datos al
sistema, Hernández tenía ventaja sobre Nasralla. Los simpatizantes de Nasralla
se volcaron a las calles y el caos se apoderó de varias ciudades hondureñas. El
ejército salió a las calles para tratar de apaciguar los ánimos y frenar los saqueos.
El resultado: varios muertos y el estado de sitio por varios días.
El Tribunal Electoral decidió hacer un reconteo, pero solo con
poco más mil actas electorales, cuando estas fueron más de 5 mil en total. La oposición
no quiso, esta quería que fueran todas. No participó en el reconteo. El sector
privado llamó a la cordura y que se reunieran para solucionar diferencias. Fueron
palabras en el mar, nadie cedió. Zelaya pidió a los hondureños salir a
protestar para no dejar a Hernández quedarse con el triunfo que tiene olor a
fraude.
El Tribunal Electoral habría declarado como ganador a Hernández con
muchas dudas, en un país bajo el toque de queda, en una de las regiones señalas
como un triángulo infectado por la delincuencia, las maras y el narcotráfico y
ahora dividido entre los frentes de dos viejos conocidos de la política hondureña,
cuyos detractores no permitirán que cualquiera gane fácilmente.
Ángel Elías
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