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Los convidados de agosto


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La escritora mexicana Rosario Castellanos nos deja esta joya: Los convidados de agosto. Un relato que acompaña a reflexionar al lector sobre las estructuras patriarcales en la que se sostiene la sociedad de Latinoamérica. Castellanos tiene el cuento como una forma de denuncia certera, como una forma de no quedar en el silencio.

Los convidados de agosto cuenta la historia de Emelinda, una mujer que vive en el municipio de Comitán de Domínguez, en el estado de Chiapas, México y que durante su vida ha tratado de buscar cambiar su destino. Pertenece a una familia de abolengo en aquella ciudad, y que durante años quisieron que ella se casara y tuviera familia como fin último en su vida. Sin embargo, Emelinda buscaba mucho más allá de eso. Un matrimonio significaría para ella, no un fin, sino un escape.

Con los problemas familiares, en la que la opresión hacia la mujer es evidente, Castellanos retrata las familias tradicionales de México y seguramente de América Latina. Acá el prestigio se gana según el esposo que se elija o las decisiones que se tomen sobre su cuerpo o su destino. Las discusiones familiares tejen un ambiente hostil hacia la soltería de Emelinda. Carga con el estigma social de no tener pareja y de que, según la sociedad, ya no tener edad para casarse.

Los convidados de agosto toma el nombre de los visitantes que llegan para la feria del pueblo. Un grupo de toreros que acaparan la atención del lugar. Comitán de Domínguez celebra su feria el 4 de agosto de cada año, día de Santo Domingo de Guzmán. Emelinda decide, como todos los años ir a ver el encuentro con los toros. Un incidente hace que ella pierda el conocimiento. “De pronto Emelina comenzó a sentir un mareo intenso; un sudor frío le empapó las manos, corrió a lo largo de su espalda, le puso lívida las sienes. Sin resistencia fue dejándose tragar por el vértigo. Cuando volvió en sí estaba en brazos de un hombre desconocido que la hacía beber, a fuerza, un trago de comiteco. Emelina (que no supo si deliraba aún) cesó de hacer gestos de repugnancia y bebió con avidez un sorbo y otro y otro más. El aguardiente le devolvía el pulso, le ordenaba los sentidos, la vivificaba”.

Pareciera que en ese momento se tejería una historia de amor. Aquel que Emelinda buscaba para salir del suplicio y los señalamientos sociales por su soltería. Claro, una consecuencia de una cultura machista que ha incrustado durante siglos la negación de la sexualidad de la mujer y el dominio sobre sus decisiones.

El cuento continúa por un camino que parece obvio y tiene un desenlace tan real, que pareciera una crónica. “Poco a poco, sin consultar a la voluntad de Emelina, la resistencia cesó. Ella se sostuvo de los barrotes de una ventana y el llanto comenzó a fluir, abundante, fácil, incontenible, hasta su cauce natural”.

Emelinda es la historia de muchas mujeres que ven truncados sus sueños y deseos por la voluntad de hombres, familiares o cercanos, que deciden sobre sus cuerpos y sus destinos. No deja un mensaje de esperanza, sino de reflexión hacia los hombres y de cómo, desde el privilegio, podemos desbaratar vidas.

Rosario Castellanos (1925-1974) es una de las escritoras mexicanas más reconocidas a nivel nacional e internacional. Combinó su labor creadora con la promoción cultural, la docencia, el periodismo y la diplomacia. Incursionó con éxito en la novela, el cuento, la poesía y la dramaturgia. Obras como Balún Canán, Oficio de tinieblas, Álbum de familia o Poesía no eres tú. La autora cultivó con empeño y rigor la escritura creativa y periodística: dejó un sinnúmero de colaboraciones en periódicos y revistas. Murió en Tel Aviv, mientras ostentaba el cargo de Embajadora de México.

Ángel Elías

Comentarios

Koan Resuelto dijo…
Interesante... No como Romeo y Julieta.
Angel Elías dijo…
Vale la pena esa lectura. Gracias por leer.

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