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Textos Zip XXIX


Entonces cae lentamente del cielo la esperanza. 
Entonces le surgieron las alas, sobrevoló su casa y se metió entre las nubes. Sacudió sus alas dejando caer plumas hasta la tierra. Dejó los parajes llenos de lluvia. Los verdes se pusieron más verdes, los claros más claros y los sueños más alcanzables. 

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El total de los sueños es la sumatoria de todos nuestros intentos y fracasos.

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Cuando la volví a ver, era toda una madre, con todas las de ley. Era una hermosa mamá de una niña de casi un año.  Ellas iluminaban todo el recinto. Las lleve a comer alitas de pollo y su hija saltaba al ritmo de “alita de pollo”.

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Mis recuerdos están hechos de retazos, inconclusos y sobredimensionados. Trato de parchar los vacíos con imaginación. No siempre funciona. Algunas veces sale un buen poema, otras ni eso.

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Un retén policiaco en la calzada, algunos policías con su eterno traje negro junto al verde de sus compañeros militares. Así debió verse a principios de los 80’s. La noche cae sobre la ciudad y lentamente detienen a los autos, con más monotonía que con fuerza. A media calle un bote con fuego adentro. Los soldados sostienen sus fusiles, ellos no pueden disparar. Policías y sus gorgoritos detienen autos, piden papeles, revisan maleteras y dejan ir. Sonia, Arturo, Juan, Walter, son algunos de los nombres que ya no memorizan. 

Sobre la calzada hay un retén con policías que sueñan estar en su casa, con su familia y jugar con sus hijos a correr por la casa. Están soldados que sueñan con tener una vaquita, un rancho y pasar sus últimos días en los cerros que los vieron crecer.

Una fogata hecha con trapo y gasolina dentro de un bote ilumina sus rostros. A ambos les recuerda navidad y es triste.

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Hace algunos años escribí una novela. Mala. Solo quería confesarlo

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Sabes, hay algo dentro que se reconstruye cuando te recuerdo. Que me hace tener la esperanza de retener nuevamente tu sonrisa en el tiempo. Hay cosas que suceden solo en nuestros sueños más profundos.

Ángel Elías

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