Guatemala parece que es el país de las prohibiciones y de las legislaciones absurdas. Y no lo digo solo por motociclistas que ahora tendrán que andar con chalecos brillantes. Lo digo porque nuestra sociedad es prohibitiva. Y parece que es la única forma en la que podemos vivir contentos. Nos privamos de la libertad de vivir.
De alguna manera nos hecho expertos para enclaustrarnos y prohibirnos. Lo tenemos prohibido casi todo. Desde nuestra sexualidad hasta hablar con nuestros padres. Eso sin mencionar la cantidad de leyes hechas para nada. Y no con ello digo que nuestra legislación es obsoleta, pero casi. Tenemos en mente que mientras prohibamos, haremos que las cosas no sucedan. Pero no es así de sencillo. Aquí el problema no son las leyes si no la impunidad con las que se infringen. Cuando no podemos evitar que las personas orinen en la calle, no podernos evitar que nuestro país se convierta en un narco-estado. Más leyes no es sinónimo de justicia.
En realidad, nuestro humilde y tercermundista país tiene un problema de concepto y por lo tanto nosotros también. Por alguna extraña razón ya no distinguimos lo bueno de lo malo. A todo ello nosotros campeamos en la corrupción. Si arrojamos basura y nos multan por ello, alegamos injustica. –Si hay mayores problemas por solucionar, que no tirar la basura en su lugar –puede ser nuestra excusa. Y así se va la espiral donde todos tienen mayores faltas que la nuestra. Y minimizamos la nuestra. Aunque la verdad somos nosotros el origen de la corrupción y de la impunidad. El guatemalteco se goza de la impunidad y del el tráfico de influencias. Si puede hacer las cosas al margen de la ley, adelantarse en la fila, evitar un pago, o evadir el fisco, pues en realidad cree que es un gran hombre. Y se burla de quienes siguen las reglas del juego.
Por ello Guatemala prohíbe y sus hijos se pasean las leyes evadiéndolas. Y no por ello quiero decir que en las altas esferas son niños de primera comunión. Si en cosas simples hay una tentación por la corrupción, a niveles altos, las cosas no varían mucho.
Por ello esta Guatemala no sale del atolladero de donde se encuentra. Por ello tenemos años de atraso y de poco desarrollo, por ello tiramos basura, quemamos bosques, traficamos gente, exportamos niños, nos equivocamos al votar, y elegimos un gobierno torpe. Por ello somos un país que no sueña. Pero sí mata.
Los guatemaltecos, tenemos un problema de años. Vemos ya la impunidad como ese logro personal, donde seremos entes intocables para el resto del mundo. Y deseamos estar sobre lo que las leyes que prohíben, y que a la larga no cumplen.
En este país donde las personas mueren todos los días en causas injustificadas, la impunidad campea tranquilamente, y ya nos dimos cuenta más leyes no soluciona el problema. A lo que me hace pensar que tal vez sean las leyes el problema. ¿Si hacer el bien fuera prohibido, optaríamos por hacerlo? Lo dudo. Aquí las cosas no son tan simples. Mientras tanto, mucha gente muere, por la impunidad de este país. Y lo único que saben hacer los gobernantes es legislar para prohibir, pero no saben hacer cumplir la ley. Irónico, ¿no?
Ángel Elías
Comentarios
Desde fuera, es fácil decirlo, parece que lo que Guatemala sufre es el desgobierno desde ....casi siempre. Que el carácter de esos dirigentes ineptos para lo social pero hábiles para enriquecerse haya permeado en las capas más modestas de la población ha sido irremediable. Normal.
Por eso hablar de un futuro para Guatemala es hablar de refundación. Al menos así lo veo.
Un fuerte abrazo.
Simplemente la indiferencia por todos lados y la apatia por no querere hacer nada.
las cosas no son tan faciles aunque el primer paso para cambiar las cosas es lo importante.
Un desgobierno para todo y para todos.
Un abrazp Goathemala
Un abrazo.
Muchas veces asi nos mantienen amarrados con miedo. por no pagar impuestos, por la carcel, por la silla electrica y otros mas avispados con el infierno.
un abrazo de vuelta