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Textos Zip XVIII


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Esa tarde entraste con tu sonrisa, la que recuerdo. Te sentaste, te acomodaste el cabello, pediste el té frío (el que compartimos). Y esperas. El reloj avanza. Todo avanza. Tú avanzas. Yo del otro lado de aquel lugar. Donde no me ves. Donde nadie me ve. Todos pasan. Quitan las sillas de mi mesa. ¿Esta ocupada?, llévesela, no espero a nadie.
El reloj se acelera y todo pasa. Nada se mantiene. Solo recuerdos. Del mismo lugar, del mismo té, del mismo olor. Un año antes son muchos días acumulados en el calendario.
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¿Sabes? Te extraño como se extrañan los atardeceres. Inexplicablemente te enamoras de alguno y lo recuerdas de por vida.
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Ese amor fue descrito desde tiempos bíblicos. Creado de un edén lleno de frutos, que proporcionaban la felicidad. Prohibido en algunos casos. ¿Por qué buscamos ese fruto prohibido a riesgo de salir de ese nirvana? Luego, el destierro. El conseguir la felicidad con el sudor de tu frente. El primer homicidio, las esperanzas de volver. Después de ellos todos fueron malos. Adoraron amores paganos. Y cayó entonces el diluvio que destruyó todo lo que quedaba de nosotros. Nuestro amor, nuestros grandes recuerdos. Todo quedó bajo kilómetros de agua. En algún día posterior. El sol salió. Y el agua bajó. Descubriéndonos que podemos volver a amar. Alguien nos dice, (¿nos miente, nos ilusiona?) que todo lo anterior no volverá a pasar, que nuestro mundo no será de nuevo destruido.
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Con esa frase me heriste. Cortante, fría pero muy cierta. Como esos golpes que no te esperas. Directo. No salió sangre. Esa se acabó hace mucho.
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Yo te imagino a ti con otro, con otros.
Verbos, pronombres, artículos, adjetivos… y por qué no, adverbios…
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Quiero callar… La ausencia de sonidos dice mucho… los sonidos son los ratones de la casa… los ratones de la casa no quieren fiesta… la casa te extraña como todos… el extraño ha entrado al cuadro donde no pertenezco… ese extraño lleva ahora mi nombre… y el tuyo ¿Quién lo lleva ahora?
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Fantasías de ayer y para siempre… cansadas de presentar el mismo espectáculo.
Ángel Elías

Comentarios

Asminda dijo…
Esos tus textos Zip tienen mucho que descomprimir...
-"Por qué buscamos ese fruto prohibido a riesgo de salir de ese nirvana?" Yo también me lo pregunto.

-Hay que ser optimista y talvez sólo sea un antónimo disfrasado de sinónimo, no hay que perder la esperanza :)
Angel Elías dijo…
Asminda: De eso se tratan los Zip un conjunto sentimientos que que se descomprimen...

No se por qué buscamos ese fruto que tanto nos gusta. El optimismo... ahh palabra tan fácil de escribir.
O-P-T-I-M-I-S-M-O

Un abrazo y gracias por la visita...
Engler dijo…
el nirvana es pasajero, temporal... un nirvana interminable es además contradictorio... por eso la intensidad de un fruto prohibido es lo que es... no importa que después venga el diluvio, si este es intenso es señal clara de que valió la pena la búsqueda de tal fruto...
Angel Elías dijo…
Engler: ja! ya ves, cayó el diluvio. ja! y qué diluvio

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