Ciertamente las causas del pesimismo en el país son evidentes. Por un lado el alto índice de violencia imperante nos hace sentirnos temerosos. Además el estado calamitoso de la economía hace de este país uno de los más frágiles.
Los problemas son medulares y profundos. Por ello, somos un país violento. Sin embargo, en una publicación de hace ya un tiempo, nos dice que somos uno de los países más felices de Latinoamérica. ¿Cómo es eso posible? Hay algo que está fallando, algo está desfasado entre nosotros.
Lo que asumo, a riesgo de parecer pesimista, es que vivimos narcotizados o engañados. Lo que me recuerda la frase del Nobel de Literatura, Miguel Ángel Asturias… en este país, solo se puede vivir loco o borracho. Y en efecto, la forma en las cuales evitamos hablar de nuestros problemas y los evadimos, de distintas formas, hace de éste, un país aparentemente feliz.
Pero los problemas medulares siguen allí, la desnutrición, la corrupción, una economía decadente hace de este país, un lugar sufrible. Y en efecto, somos ese país que nos ignoramos. Por ello vemos, que la gente va cabizbaja en la calle, por eso vemos que nada funciona en este país. Y es cierto, nada funciona. Y lo sabemos. Por ello somos expertos en voltear la cara y pensar que este lugar cambiará mágicamente. Nos mentimos descaradamente.
Somos los más felices, pero porque nos mentimos todos los días. Nadie puede ser feliz en estas circunstancias. Entonces vivimos en una Guatemala, ajena y maquillada de lo que realmente es. Un país de indiferencia y desigualdades.
¿Por qué tan pesimista? No lo soy. Simplemente, creo que al paso que vamos y la dirección que tenemos, estaremos al fondo de un abismo, que creíamos no tenía fondo. Y seguiremos pensando que somos felices. Tampoco debemos colocarnos las manos en la cabeza y esperar la muerte. Creo en todo caso, nuestra principal función, es darnos cuenta del tipo de país que estamos heredando. Uno completamente ineficiente. Y cambiarlo.
Guatemala, no es el país más feliz del mundo. Ni nosotros tampoco, nos hace falta mucho para ello, principiando por no seguir engañándonos, pensando una cosa y sonriendo como bobos.
Ángel Elías
Comentarios
Se puede sonreir sin parecer bobo?
Creo que es un oximorón, no?
Saludos
Asminda: mmmm.... aquel pais donde vive Alicia.... es maravilloso