Ir al contenido principal

Texto Zip XXVIII



Hay algo que se me remueve al leer la poesía de Jaime Sabines. Tienen un toque tan simple, pero maravillosamente hermoso que lo hace único. “Mi corazón desde hace días quiere hincarse/ bajo una caricia, una palabra”, recita en uno de sus versos, es que acaso no es posible conmoverse con tan sublimes palabras.

Sabines tenía la habilidad de rearmar el mundo con frases aparentemente triviales, pero no lo son. Son palabras que le llegan al alma para conmover la hebra más profunda del corazón. Por donde quiera que se le lea a Sabines le sobra sentimiento y cuando a nosotros nos faltan palabras.

***********
Ya era tarde. Y las personas se diluían en el quehacer de la capital. Algunos a trabajar, una buena parte a descansar. Los vagones del metro se llenaban cada cuatro minutos. Unos salen, otros entran.

La estación Bellas Artes, se encuentra como enterrada entre jardines. Salir de ella es como aparecer de las entrañas de la tierra. Con su vapor vespertino y las personas presurosas. 

Yo, caminaba entre ellas, como arrastrado por una corriente invisible de cuerpos y ojos.
Un viejo toca el saxofón y más adelante un joven toca su acordeón por unos pesos. Su sombrero se llena conforme la gente avanza. Esta vestido de jeans y bufanda. Algunos se detienen por momento y otros, seguramente acostumbrados a verlo todos los días, ya no se detienen.

Veo a aquel joven interpretando melodías de jazz. Un poco desafinado para mi gusto. Le dejo 20 pesos y agradece con un gesto. Las entrañas del metro tienen ruidos raros, como a paso del tiempo en carriles de metal. Huele a tiempo y ciudad hundiéndose. Camino por sus pasillos hasta salir a la calle. Allí los edificios grises se levantan hasta sorprender al cielo. Las luces de la ciudad lentamente se encienden, los autos recorren las calles como siguiendo un camino invisible. La ciudad  de México tiene un encanto que envuelve. Una cosmopolita ciudad entre los trópicos.

Frente a Bellas Arte se levanta una exposición de Botero, admirándose del paso citadino y los flashes de los curiosos paseantes.

Nada puede sorprender más que encontrar el arte depositado en la calle.

Ángel Elías

Comentarios

Entradas más populares de este blog

APOCALYPTO.

Mi buen amigo Guillermo, escribió un artículo interesantísimo. Le Concedo el espacio ya que es un excelente material. ¡¡¡Que lo Disfruten!!! Mel Gibson’s montó una película cuya argumentación es una pura y simple extrapolación de algunos pocos hechos históricos de una sociedad que el cineasta llama Maya, pero que en realidad no corresponde, ni por las escenarios arquitectónicos, ni por el vestuario, ni la utilería, ni por las manifestaciones de la vida cotidiana de los pueblos mayas descritos por los cronistas españoles, sobre todo curas, a finales del siglo XVI. Y por otro lado, dada la tendencia de Gibson’s a magnificar lo sangriento, las bajas pasiones, con el fin de impactar a un público cinófilo ávido de violencia escénica, sediento de actos necrófilos, convierte el film en una desagradable y, a veces repulsiva, ficción del salvajismo de los humanos. La historia negra de l...

El clasismo chapín

"Una familia" Fernando Botero (1989) Tocando el tema del clasismo en el país, me di cuenta, que tanto como el racismo, esta es una práctica bastante generalizada, pero extrañamente permitida; al supuesto que “como lo ven, lo tratan”. Y es que el clasismo en Guatemala se ve como algo mucho más normal de lo que debería ser. Si se tiene carro, si se tiene buena ropa y aunque pareciera trivial es mucho más común de lo que se piensa. Cuántos de nosotros nos hemos topado con personas que gustan de ver a las demás de abajo hacia arriba o preguntarles sobre sus triunfos académicos, ingresos económicos o simplemente dejarse llevar por la apariencia y calificar por lo poco que ve. Guatemala es clasista, se deja llevar por la ropa y la primera impresión; el pensamiento dominante priva de lo que realmente vale. La persona como tal, no por lo que viste o cómo habla. Pero es fácil dejarse engañar y asumir que no se es clasista cuando se practican, aparent...

Mario Payeras y su latitud de la flor y el granizo

La latitud de la flor y el granizo,  del escritor guatemalteco Mario Payeras (Chimaltenango, Guatemala, 1945-1995), es una joya literaria que invita a reflexionar sobre uno de los problemas más graves que enfrenta el planeta, el cambio climático. Este documento, que fue escrito en la década de 1980, hace un análisis sobre las consecuencias del impacto que el ser humano tiene en la Tierra. “Es urgente, en efecto, parar la obra de la sierra mecánica que en el silencio de la selva hace caer al cedro en flor”, explica el autor.   Con una prosa limpia y poética Payeras hace un llamado a cuidar la fauna y flora guatemalteca. Además explica  la influencia de la época industrial en la naturaleza. “Con la imaginación de poeta nos hace amar  Guatemala y con la rigurosidad de un científico explica todos los fenómenos sociales y naturales”, dice el prólogo.   El libro no solo es una llamada de alerta.  Sus páginas son un recorrido cultural y ecológico por el p...