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Logros ajenos


Recientemente Guatemala obtuvo su primera medalla de plata en juegos Olímpicos. Aunque es un logro memorable deja al descubierto la mezquindad del chapín. La derrota es huérfana, habrá pensado Barrondo al arribar al país y ver a cientos de guatemaltecos en el aeropuerto. Efectivamente el chapín tienen tanta necesidad de victoria por su pasado nefasto que este tipo de logros vienen a ser el bálsamo que ayuda a curar sus heridas de una autoestima social lacerada. La victoria es de todos, pero la derrota es solitaria.

La gimnasta guatemalteca Ana Sofía Gómez anunció su retiro. Muchos se le vinieron encima, alegando la ingratitud de ella hacia el país por no seguir con su carrera. ¿Es que acaso ella no se puede retirar cuando lo desee? ¿Acaso hay que seguir solo por cumplirle los deseos a 14 millones de frustrados? Los chapines de este país no comprenden que a la larga los logros deportivos no son de país, son personales. Ellos son los mismos deportistas que no reciben insumos y los mismos que en su retiro lo único que les dan son las gracias.

Este país parece sanguijuela de éxitos. Absorbe logros ajenos y al satisfacerse se regodea con ellos para luego olvidarse. Muchos deportistas, que han dejado sus mejores años al deporte ahora están desempleados y ya ancianos casi terminan pidiendo limosna. Pero de ellos no se acuerdan los chapines. Solo tienen en mente las medallas y no las personas, porque se atribuyen logros que ni les pertenecen.

Toda la publicidad derrochada en Barrondo debió ser invertida en un fondo de pensiones para deportistas y su retiro digno. Al final Gómez hace lo que su sentido común le dicta, un retiro en el apogeo de su carrera para luego estudiar que la sostenga durante el resto de su vida. Porque en países como los nuestros, donde el Comité Olímpico lleva a familiares para pasear a los países sede, los deportistas son los que menos importan.

El resto de deportistas pasaran al olvido, por la resaca del guatemalteco que le viene después de la victoria. Lo más triste de todo esto es que nos mostramos como malos ganadores. Cuando veía las imágenes en la televisión, veía a burócratas esperando su momento de fama, junto al esfuerzo de caminante de Barrondo. Y es que la clase política se especializa en ser oportunista de primera.

Es ofensivo ver a un presidente junto a Barrondo cuando probablemente ni lo conocía cuando él partió hacia Guadalajara o Londres. O dando palabras de ánimo a los deportistas cuando le da al Ministerio de Cultura y Deportes aportes a cuentagotas. Es insultante.

Cuando ese mismo presidente, Pérez Molina, que saluda junto a uno de los mejores deportistas guatemaltecos le da a su predecesor, Teodoro Palacios Flores, mil quetzales de pensión. Cuando el presidente le da 110 millones de terrenos al ejército y no deja que el arte o el deporte se desarrollen de una manera digna.

Al final de cuentas, este país no tiene arreglo y sinceramente inicialmente no hicimos mucho por repararlo.

Ángel Elías

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