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Vivir en este país



Algo está fallando en el país, en algún momento se perdió el norte y se volvió todo una pantomima grotesca. Recuerdo un país donde se podía hablar sin tener que quedar bien con alguien, donde se podía salir a la calle sin temor a la violencia, donde se confiaba en que teníamos futuro, en que la escuela era un lugar seguro y la juventud sería nuestro bastión de esperanza.

Pero ese no es el país donde vivo. El país donde vivo es aquel de donde la gente quiere huir, donde se puede morir en cualquier momento. Donde el sistema hospitalario es una calamidad, donde los niños mueren de hambre, donde los gobernantes se sienten satisfechos con su circo. Este país es un remedo de estado, porque no hay esperanza, no hay guatemaltecos con esperanzas en la mirada. ¿Desean heredar este país a sus hijos?

El gobierno presente se ha dedicado a desestabilizar el país, sembrar la zozobra, la discordia y los malos entendidos. Este gobierno se ha encargado de desbaratar la institucionalidad y credibilidad de todo quien pise esta gubernatura.

Era algo que se veía venir, un  país hecho un caos, lleno de incertidumbres y vacío de sueños. Todos quieren escapar, salir de este hoyo al que han sumergido a la nación que denominan patria.

“Yo no siento que pertenezca a este país, si pudiera me largaba”, me contaba una amiga, con la seguridad que le da el poder darle un mejor futuro a su hijo, por lo menos una certeza que no verá muertos en las calles. Porque a eso está destinado el país, a ser un lugar de muertos vivientes.

Pero esa culpa es suya, mi estimado lector, suya y de nadie más. Por votar por un sistema donde la corrupción, el nepotismo y el descaro son las cartas de presentación. Este país, su país está así porque así quiere usted. Porque puso a un militar en el poder, porque libró a un genocida, porque mata gente en las calles, porque no respeta los derechos humanos. Esta patria es consecuencia de su inconsecuencia.

La verdad, no creo que mejore esto en los siguientes años, solo vea los circos que se arman los gobernantes y, sin temor a equivocarme, ya no querrá vivir más en este acá.

Ángel Elías

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